miércoles, 21 de noviembre de 2007

Los españoles somos analfabetos en manos de sinvergüenzas

Félix Población

Como periodista que fue, don Arturo Pérez-Reverte sabe a lo que se juega cuando nos rondan los micrófonos, por muy informales que sean las palabras. Ayer el escritor y académico presentaba en Murcia un episodio más de las aventuras de su exitoso capitán Alatristre -creo que el sexto- y como buen conocedor de la ciencia del titular consideró que mucho mejor que unos comentarios sobre su libro era más provechoso para el porvenir mercantil de la obra poner a caldo la España vigente. De ahí la frase con la que abro este comentario, reproducida hoy en muchos periódicos, sin que apenas se hable en la mayoría de la nueva obra del autor.

Sin embargo, si hay un escritor en España que no tenga necesidad de recurrir a este tipo de añagazas para mover comercialmente sus obras, ése es don Arturo. Aunque no me haya gustado la última, El pintor de batallas, si por algo se caracterizan muchas de las novelas del señor Pérez-Reverte es por una trama casi siempre sugestiva y una agilidad narrativa incontestable, claves de su éxito comercial. Sin esas cualidades no sería este autor uno de los más leídos en español, pese a considerar a sus conciudadanos unos analfabetos en manos de sinvergüenzas.

Puesto en esa tesitura acerbamente crítica, más propia del maestro admirado Larra en la España ominosa de principios del XIX, don Arturo no ha tenido empacho en otorgar a la ciudadanía en general, entre la que sin duda están sus lectores, el calificativo de inculta: no lee, no sabe y no tiene conciencia crítica, afirma. En conclusión, aunque España sea también solidaria y generosa en la percepción del señor Pérez-Reverte, seguimos siendo unos mierdas en otras muchas cosas.

Estoy con don Arturo en que este país nuestro no es de los que se puede enorgullecer por sus hábitos o inquietudes culturales. Por eso, y durante muchos años, las apreciaciones que sostiene el escritor cartagenero no sorprenderían a nadie y hasta podrían compartirse sin la menor reserva. En lo que disiento es en la aplicación de ese mismo criterio al día de hoy. No somos un pueblo cultivado, cierto. Tampoco los planes de enseñanza brillan por sus luces. Se sigue leyendo poco y nuestra capacidad de perspicacia crítica es por lo tanto escasa. Pero de ahí a emplear los mismos calificativos que para juzgarnos podría haber utilizado Fígaro en tiempos de Fernando VII, media un abismo. Al menos en lo que respecta a la colectiviudad, aunque algunas manos de sinvergüenzas siga habiendo en la clase política.

Con la España actual que acaba de describir don Arturo Pérez-Reverte, él no sería el mismo ni nadie prestaría atención a lo que dice. Valgan pues esos comentarios suyos como fórmula mercantil para la nueva novela. Es de esperar que eso no se deba a la pérdida de confianza en sus reconocidas cualidades narrativas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque lo lean a Reverte, los españoles son incultos, o quizá por eso.

Anónimo dijo...

Como escritor es muy bueno pero también dice tonterías.

Anónimo dijo...

Es tirarse piedras al tejado propio, si en España somos todos unos incultos se supone que los libros que se editan son para incultos, o sea libros mierda para lectores mierdas.

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