lunes, 26 de noviembre de 2007

La televisión está llena de mierda y los niños se la tragan


Félix Población

Acabamos de asistir al efecto letal de un programa de televisión de Antena 3 que se emite en horario infantil. Gracias a la exhibición en el mismo de un agresor machista, que de modo harto grotesco solicitaba a su pareja una reconciliación imposible, el energúmeno se sintió impulsado a matar después a su ex compañera. Es un caso más en una saga de muerte que ya supera el número de casos registrados el año pasado, con 69 mujeres asesinadas, y de cuyos riesgos tenemos sobrados indicios a través de la estadística del teléfono de ayuda contra el maltrato: 35.000 llamadas en sólo seis meses, a razón de casi 6.000 llamadas cada mes, 200 al día.

Es como para preocuparse. Sobre todo si se tienen en cuenta referencias como la que no hace mucho especificaba un lector en un importante diario: Hoy domingo, a la una de la tarde, estaba con mi hijo de cuatro años viendo una serie de dibujos japonesa muy conocida, Shin Chan. Cuál no sería mi sorpresa cuando, en el episodio que comenzaba, el padre del protagonista, tras beber alcohol y andar algo errático, la emprendía a patadas con su esposa, madre del niño. A continuación, la madre, llorando, se lo contaba a sus amigas mientras una voz femenina de fondo explicaba la preocupación del padre ante la marcha negativa del negocio familiar. No es un caso aislado. En la serie de dibujos animados de La Sexta Padre de familia, emitida a las dos de la tarde, el protagonista participaba a la audiencia infantil esta constructiva reflexión: Quiero que sepas que pienso en ti cuando me lo hago con mi mujer, similar a esta otra: A las mujeres hay que darles caña.

Pero no es preciso recurrir a series foráneas como Los Simpson, ofrecida a esa misma hora en Antena 3 y cuyo destinatario debería ser el público adulto, para cerciorarnos del basural de riesgo en el que dejamos campar a nuestros hijos delante del televisor. Yo mismo he tenido que rescatar a mi hija de una serie de ficción nacional, ofrecida en horario de máxima audiencia, en la que se nos da un esperpéntico panorama de la vida de pareja, a través de distinta generaciones, donde la agresión verbal y la ofensa mutua son permanentes, excusadas o diluidas en la más que dudosa gracia de réplicas y contrarréplicas.

A raíz del caso de la mujer rusa asesinada tras pasar por un plató de Antena 3, el actual Gobierno ha convocado a las televisiones con objeto de prevenir este tipo de incidencias. La llamada me recuerda la que se planteó hace tres años con objeto de que la telebasura no se insertara en horario infantil. No sirvió de nada. Como la programación para niños no tiene rendimiento comercial, apenas existen espacios infantiles y sí subproductos tan deletéreos como el que dio pie a un mortal episodio más de violencia machista.

El Código de autorregulación sobre contenidos televisivos e infancia, suscrito en 2004 por los operadores estatales públicos y privados, fijó dos tramos horarios de máxima protección de lunes a viernes: de ocho a nueve de la mañana y de cinco de la tarde a diez de la noche. No se cumplen. Como los empresarios de los medios no están por la autorregulación, según comenta el señor Núñez Encabo, integrante del Consejo Audiovisual de la Comunidad de Madrid, porque lo suyo es ganar dinero, se abona de mierda toda la franja horaria vespertina, que da mucha publicidad porque se nutre de la bazofia de los programas de cotilleo o la vomitiva trama del Diario de Patricia.

¿Servirá de algo esta vez la llamada del Gobierno o sólo será una reacción teórica, fruto de la alarma social generada en un plató de televisión donde se concitó a un agresor al que las cámaras incitaron quizá al asesinato? Es de temer que no, por la misma razón que los niños no cuentan en la programación televisiva: No dan dinero.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer ZP se indignó mucho con la violencia machista en el mitin de Fuenlabrada, pero eso sólo no basta. Un programa como el de Patricia debería estar eliminado de la programación ya.

Anónimo dijo...

Nos gusta la mierda, parece irremediable, pero al menos no debería ser venenosa.

Anónimo dijo...

La mierda es global, don Félix.

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