Melibea
El reputado articulista del diario mexicano El Universal, don Jacobo Zabludovsky, arranca su interesante artículo (publicado el pasado lunes) sobre el incidente entre el rey de España y el presidente venezolano Hugo Chávez, que todavía colea en los medios iberoamericanos -como el propio Chávez supo mediáticamente calibrar al provocarlo-, con una referencia al encuentro entre don Juan Carlos y el que fuera presidente de México, don Vicente Fox, reclamando de éste una segunda oportunidad para la compañía española CAF, cuya propuesta de construir el tren suburbano Cuautitlán-Buenavista había sido descalificada por insolvencia técnica. Finalmente, sin embargo, tras intervenir en las gestiones el Presidente del Gobierno de España, la concesión le fue otorgada a CAF y a un socio minoritario mexicano, pero al día de hoy el tren, que debió inaugurarse en octubre de 2006, lleva más de un año de retraso en su funcionamiento. Sostiene el señor Zabludovsky que España es una potencia y cuando el Rey se convierte en gestor de sus empresas, se suman dos fuerzas que no tienen contrapeso en América Latina. Sufren las consecuencias los empresarios locales. Con frecuencia se ven obligados a vender, cerrar o quebrar. Se explica una reacción balbuceante, pero creciente en contra de esa actividad del Rey, cuya labor durante 30 años en el mundo de la cultura, de las artes, de la defensa del idioma y del estímulo a los personajes e instituciones del talento y la inteligencia, han sido la característica de un reinado de paz, de prosperidad y aún de unidad para España. Su presencia en el F-23 y su cercanía al pueblo en instantes críticos lo ubican como un notable jefe de Estado. No debemos olvidar la invaluable ayuda de la reina Sofía. Tres décadas son lapso razonable para detenerse a valuar qué es de mayor importancia para la España de hoy. Si la gestión real a favor de los empresarios españoles o todo lo demás. Hay un desgaste que hace incompatible el ejercicio simultáneo de las dos funciones, la de alinearse con el dinero o la de acaudillar la patria lingüística de 400 millones de personas. En otras palabras: el Rey debe estar más cerca de los valores humanísticos que de los bursátiles
1 comentario:
El rey está en un buen puesto en la lista de Forbes, ¿no es el 17?
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