martes, 27 de noviembre de 2007

El Gobierno se muestra risueño con la Iglesia por los votos del centro

Félix Población

La campaña electoral y el objetivo del Partido Socialista de recolectar votos por el centro parecen haber obligado al alto mando de Ferraz a un tiempo de armonía con la católica iglesia. Por eso, como refleja hoy El Confidencial Digital, ni la revisión de los acuerdos de 1979 entre esa institución y el Estado, ni la reforma de la Ley de Libertad Religiosa de 1980 figuran en el programa del PSOE para la próxima legislatura. Ni siquiera el ritual litúrgico en los funerales de Estado, conceptuado por los socialistas como hecho inconcebible en nuestro siglo. Don Pedro Zerolo le ha dicho el señor López Aguilar que se olvide de esos razonables y precisos afanes.

Lo que manda al día de la fecha es evitar todo tipo de conflicto, una vez el Gobierno, con anticristo ZP a la cabeza, autorizó ese 34 por ciento de incremento en la financiación de la Iglesia a través del IRPF. Por eso hace unas semanas el señor ministro de Asuntos Exteriores, ante la sorpresa no exenta de disgusto e irritación de muchos votantes socialistas, hubo de asistir en El Vaticano a la beatificación de los religiosos que perdieron la vida en la Guerra Civil ejecutados por el bando republicano y que la derecha más dura y nostálgica ha utilizado y utiliza como patrimonio para justificar la represión franquista.

Por eso también, con motivo de la reciente investidura en Roma de tres nuevos cardenales españoles, la vicepresidenta del Gobierno acudió solícita a compartir almuerzo con los respetables purpurados, y hasta se permitió incluso una cita latina de san Agustín, quizá para mayor sintonía con aquella facción de los prelados más proclive a los ritos tridentinos: En la necesidad, todos juntos; en la duda, libertad para elegir, y siempre, la caridad con el prójimo.

Es posible que hasta el mismísimo obispo de Valencia, uno de los nuevos miembros del colegio cardenalicio, se sintiera gratamente sorprendido con la erudición patrística de la señora Fernández de la Vega, con ser su eminencia García Gascó uno de los respetables monseñores que más se han ensañado con el vigente Gobierno, como el mismo se encargó de sugerir en la alocución previa a la recepción del anillo cardenalicio. Cuentan quienes asistieron que las admoniciones de su eminencia acerca de los riesgos de vivir en una sociedad sin Dios buscaban como receptora preferente a la propia doña Teresa.

Casi faltan los mismos meses para que España tenga un nuevo Gobierno, que hasta la Iglesia barrunta del mismo signo que el actual, y para que los obispos españoles tengan un nuevo presidente, previsiblemente conservador. Tanto al PSOE, si quiere votos por el centro, como a los respetables monseñores, si pretenden no perder los privilegios de su institución durante los próximos cuatro años, les conviene hacerse a la idea de una tolerancia mutua. Aunque mucho me temo que esta coyuntura sólo sea provisional por parte de los señores obispos, que si ahora con el moderado Blázquez al frente de la Conferencia Episcopal atizaban al Gobierno, figúrense con monseñor Rouco a la cabeza y la COPE todavía más curtida, resentida y apoyada en sus fobias.

RedDiario
Artículo
¿HA PEDIDO PERDÓN MONSEÑOR BLÁZQUEZ?
En el discurso echo en falta, empero, mayor concreción en la petición de perdón. Me hubiera gustado encontrar referencias directas a actuaciones tan poco loables como la complicidad de la jerarquía con el franquismo casi hasta el final y la legitimación del golpe militar a través de la Carta Colectiva del Episcopado Español de 1 de julio de 1937, que tanto y tan negativamente influyó en la opinión mundial, sobre todo entre los católicos, y que, con un lenguaje claramente maniqueo, presentó a la República como agente del comunismo y enemiga de la Iglesia y a los sublevados como defensores de la civilización cristiana. El lenguaje de Blázquez sobre la guerra civil resulta vago y descomprometido. Se limita a pedir a los historiadores que investiguen sobre lo ocurrido, sus causas y consecuencias. Pero no dirige una sola palabra de condena del golpe militar, ni se distancia del mismo. Creo que es de los pocos episcopados católicos del mundo que no han condenado comportamientos de este tipo.
Juan José Tamayo, Atrio

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustaría saber el porcentaje de votos socialistas que están conformes con la actitud medrosa del Gobierno con la Iglesia. Estoy por asegurar que es mínimo y sin embargo no tiene capacidad para influir en un cambio de política menos "confesional".

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