martes, 9 de octubre de 2007

Matar a los escoltas ¿y después?

Félix Población

Según acabo de saber por las informaciones relativas al atentado de este mediodía contra un escolta en Bilbao, el número de escoltas en el País Vasco se cifra en 2500. Por suerte, la bomba adosada al vehículo de quien se encargaba de proteger al concejal del Partido Socialista en el Ayuntamiento de Galdácano don Juan Carlos Domingo, no cumplió el propósito asesino de quienes han vuelto a su guerra contra la convivencia en paz en Euskadi. Don Gabriel Ginés, que ha resultado herido de gravedad por las quemaduras de la explosión, no será la primera víctima mortal de la que podría ser una nueva y aún más degradante etapa criminal por parte de ETA. Debido posiblemente a la carencia de sicarios mejor cualificados para proseguir en el ejercicio de su matonismo, gracias a lo cual quizá el señor Ginés se ha librado de una muerte segura, la banda terrorista parece haberse trazado un objetivo más accesible que evidencia sobradamente el grado de abyección a que ha llegado en su mafiosa ejecutoria. ¿Está en su sangrienta hoja de ruta atentar ahora contra cualesquiera de esos 2500 escoltas que protegen a los que antes eran la diana de sus pistolas? Y si tampoco pueden con los escoltas, ¿hacia dónde apuntarán sus armas? ¿Hacia los escoltas de los escoltas para que haya más escoltas que necesiten más escoltas?

RedDiario
LOS ESCOLTAS, EN EL PUNTO DE MIRA (10-10-07)
ETA no se complica en esta nueva etapa surgida tras la ruptura de la tregua. De atentar contra el Ejército, los agentes policiales y los dirigentes políticos, tras la ruptura del alto el fuego de 1998 pasó a ensañarse con los eslabones menos protegidos -concejales de los pueblos del País Vasco, periodistas, jueces…-, en una estrategia orientada a extender el terror y que denominó ‘socialización del conflicto’. Una vez roto el proceso abierto con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, dirige su punto de mira a un eslabón más débil todavía si cabe, los escoltas, en un nuevo intento de extender el miedo en la sociedad.
El Confidencial

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