sábado, 7 de julio de 2007

Al primado Cañizares le parecen mal los 2.500 euros

Lazarillo

Al primado Cañizares, que vive del Estado, le ha parecido muy mal que el señor Rodríguez Zapatero acordara y diese a conocer el pasado martes, durante el debate sobre el estado de la nación, que el Gobierno que preside compense con 2.500 euros cada nuevo nacimiento que se produzca en España a partir del pasado 3 de julio. Con tal medida se pretende incrementar en nuestro país el bajo índice de natalidad, si bien para ello sea preciso, además, tomar otras decisiones que nos aparten de estar a la cola entre los países de nuestro entorno y condición en lo que compete al respaldo económico de la familia. Sabido es que las abuelas, en ese sentido, sustituyen en muchos casos lo que debería ser un mejor, más extensivo y disponible servicio de guarderías. Dice el respetable cardenal con sede en Toledo, entre otras admoniciones propias de su cargo, que los euros no sirven para salvaguardar a la familia tradicional, pues ésta padece la lacra del divorcio, ya que de cada tres matrimonios dos se separan según las últimas estadísticas. Con ello, el primado Cañizares vuelve a confundir la parte de su grey con el todo de la ciudadanía, por lo que sería recomendable, dado que a su eminencia le parece incorrecta esa asignación económica, que su dictamen cunda entre su feligresía y lo acate ésta como todo aquello que desde los púlpitos se imparte como credo doctrinal: Rechacen las familias católicas y romanas ese estipendio y repártase entre aquellas familias que -no lo siendo- más lo necesitan. De ese modo, los ciudadanos católicos de este país, además de demostrar con su generoso proceder una coherencia ejemplar con el criterio de su primado, contribuirán solidariamente al incremento de la natalidad que su religión predica.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Más claro que el agua, Lázaro.

Anónimo dijo...

Pues lo siento por Su Eminencia, pero mete la pata hasta el corvejón, Bien se conoce que Su Gracia no tiene hijos y bien se nota hasta qué punto le interesan a Su Paternidad los hijos de los demás. Es que dan asco estas cosas, vamos. Su Reverencia lo que debía hacer es cerrar la boca o tener hijos. Así vería cuanto se quieren y hasta qué punto se sufre por no poder educarlos como es debido. Siempre queda el recurso de que se metan curas, vamos y a lo mejor eso es lo que pretende el Príncipe de la Iglesia.
¡Que no me falta la Fe en Tí, Señor, porque en la Iglesia ha tiempo que la he perdido¡

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