viernes, 15 de junio de 2007

Don Adolfo Suárez sí hubiera estado

Félix Población

Me ha llamado mucho la atención, por decepcionante, la ausencia ayer al acto oficial conmemorativo de los treinta años del 15-J, fecha de las primeras elecciones democráticas en nuestro país, de los ex presidentes don José María Aznar y don Felipe González. Por ser una celebración de suma entidad, prevista además con la suficiente antelación, no hay excusa que justifique esa falta por razones de agenda.

Que tres tan importantes decenios de nuestra historia más próxima se quedaran sólo con la única representación del ex presidente de más breve tránsito, don Leopoldo Calvo Sotelo, denota por parte de quienes se han hecho notar de tan mala guisa una frivolidad y desestima valorativa hacia tan decisivo periodo difícilmente explicables.

Si tal ausencia es censurable en ambos casos, quizá lo sea en mayor grado en quien, como don Felipe, jugó un papel activo y decisivo en esa etapa. Don José María, por esos años, era sólo un jovencito de cabello engominado, empeñado en sus acometidas de articulista eventual contra la Constitución que saldría de aquella breve legislatura, según se puede leeer en un diario riojano de la época.

Tampoco estuvo, si bien por razones muy distintas que hacen obligada su ausencia, la personalidad política más determinante de la segunda mitad del pasado siglo en España. Resentido en su salud por la penosa enfermedad que deja en blanco las luces de la memoria, don Adolfo Suárez también faltó a la cita. Consta en el débito de este país no haber homenajeado al señor Suárez a tiempo, cuando éste podía asumir con razón y conciencia ese merecido y necesario gesto de reconocimiento, pues los treinta años ayer cumplidos deben su arranque a quien estuvo al frente del proceso transicional con el acierto y valentía requeridos.

Don Adolfo Suárez sí hubiera estado ayer en el Congreso, porque nadie como él interpretó, valoró, decidió y vivió el porvenir de riesgo y esperanza que se abría bajo su presidencia. Es más, estoy convencido de que si ayer hubiese podido estar don Adolfo en el Palacio de San Jerónimo, ni al señor González ni al señor Aznar se les habría ocurrido la desfachatez de no acudir a la cita. La suya es una negligencia que falta a la memoria y respeto debidos al ex presidente que ya no la tiene y al espíritu de tolerancia alentado en ese periodo, tan necesario ahora y siempre.

Es de considerar que ambos cobran como ex presidentes, según recuerda atinadamente hoy don José Oneto, pero los dos estaban ayer ocupados con sus respectivos negocios.

RedDiario
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NO TODO FUE IDÍLICO
La transición fue -claro está- un montón de cosas. Pero no todo fue idílico y paradisiaco, ni mucho menos. Entramos en la transición con una derecha centrista y salimos de la transición hasta llegar a nuestros días con una derecha extrema. Aquella derecha, heredera sociológicamente del franquismo, uno de cuyos portavoces, el citado Arias Navarro, confundía horas antes del 15 de junio de 1977, la libertad con los peores males que puede sufrir “una nación”.
Enric Sopena, El Plural

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabía hasta hoy lo que ganaban los ex presidente del gobierno y me parece bochornoso que cobren ese dinero y hagan esos desplantes por no abandonar sus negocios. ¿Qué valor les podemos dar como políticos?

Anónimo dijo...

Le preguntan a Carrillo si no ha echado de menos a alguien en la fiesta, y Carrillo responde que no, ¿ni a Suárez?, le vuelven a preguntar, y Carrillo contesta: A ése sí.

Anónimo dijo...

Lo que más abochorna es comprobar que Rajoy y sus boys tambien invocan a la transición como lección de tolerancia, ellos que no han dejado de seguir la línea editorial de Losantos y Ramírez, dos amotinadores de la vida pública estos años.

Anónimo dijo...

Según mis informaciones, Su Majestad el Rey de España concederá a D. Adolfo Suárez la preciada Orden del Toisón de Oro. Raros son los personajes que sin pertanecer a la dinastía de Habsburgo poseen esta Orden. Digno reconocimiento y justo galardón a un hombre que supo conjugar su amor a España con los principios de la Democracia y que no quiso más recompensas que aquellas que otorga el deber cumplido. compensaciones económicas

Anónimo dijo...

Cargados de soberbia están tanto Felipe como Aznar, no así Calvo Sotelo, ya ven, quizá porque no tuvo tiempo para creérselo. El más digno está ausente ya de toda esta feria de vanidades.

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