Alberto Morlachetti
Pudimos soñar un planeta de amor pero preferimos diseñar un mundo brutal y miserable, donde la mayoría piensa que los niños descalzos caminan con los pies desnudos porque poseen cierta sabiduría genética. Como si estuviésemos enamorados de nuestra propia estupidez, inventamos una sociedad, nos sometimos a sus normas. Una pesadilla perfecta.
No haber nacido nunca quizás sea la mayor dadiva para esos niños que estaban allí hace un año, dando cotidianamente señales de muerte en la vieja estación de ferrocarril de Villa Valeria -en la provincia de Córdoba- viviendo en dos vagones destartalados bajo lunas de sangre. Pero el corazón sufre según su tamaño.
Jésica Talía Abregó (3 meses), Marilyn Maribel Abregó (10 meses), Vanesa Alejandra Sitjas (2 años), Susana Camila Beatriz Arrieta (6 años), Marcela Celeste Arrieta (8 años), Marisol del Valle Abregó (13 años), Analía Celestina Abregó (14 años) y Ceferino Ángel Tuama (22 años) murieron el 29 de mayo devorados por el fuego que encendieron manos de escarcha, mientras en los riquísimos campos de soja danzan -inocentes invictos- estancieros de buena próstata. El derecho se aquieta: no le es posible ir mas allá.
Cómo hallar entre tumbas blancas la esperanza, si nadie descubrió la delicia de vos.
Fuente de datos: Diario La Voz del Interior - Córdoba 29-05-07
* Nota distribuida por Agencia de Noticias Pelota de Trapo. 13/06/07
(http://www.pelotadetrapo.org.ar/)
4 comentarios:
Dos atributos que brillan más que el divino Sol fueron otorgados a la persona humana: El primero es el amor, que puede hacerle invulnerable y el segundo el libre albedrio, que le impulsa hasta el conocimiento de la Verdad. Desgraciadamente, el ser humano no supo hacer uso debido de estos tesoros, sino que utilizó su libre albedrio para buscar su exclusivo provecho y al hacerlo el amor huyó escandalizado dejando al ser humano en tinieblas y al mundo víctima de la injustcia, de la guerra, de la ambición y del caos.
Argentina pertenece a nuestro mundo y lo que pasa allí no nos debe ser ajeno por más que nos aterre. Quemar niños es el mayor acto de barbarie que puede cometer un ser humano.
Hala, hala, me parece mi querido Johnny que usted no es de este mundo. Al lado del caos también es posible el amor, pero no ése que se escandaliza por las debilidades humanas, sino el que las sobrelleva y las supera.
Usted no ha entendido la alegoría. Ya lo creo que estoy en este mundo, pero este mundo no me gusta y lo digo a mi manera. Ese amor que sobrelleva y supera todas las dificultades aún requiere de la Justicia para cumplir su cometido y la Justicia no es sino lo que sobra del Amor Verdadero, luego falta mucho amor. También falta mucha Justicia, aunque existan muchas leyes. ¿Y dice usted que no debo escandalizarme ¿Quién sobrelleva y supera el sufrimiento de otros? Porque sobrellevar y superar el sufrimiento propio no es Amor, sino Fortaleza, que Amor es entregar a los demás cuanto uno es y tiene, sin esperar por eso nada a cambio. Eso es Amor y de eso hay muy poco en el mundo.
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