miércoles, 11 de abril de 2007

San Carlos Borromeo: ¿Parroquia roja o parroquia evangélica?

Melibea

El pasado 4 de abril, con motivo de la resistencia y consiguiente noticiosidad mediática de la parroquia de san Carlos Borromeo, en Entrevías (Vallecas), a ser desalojada por orden del purpurado Rouco Varela, el escritor zamorano don Juan Manuel Prada escribió un artículo en el diario conservador ABC, ceñido a la línea ideológica propia del medio que al que se debe. Para caldearlo con prosa confesional de pedrí recurre el afamado novelista a una cita de Chesterton relativa a la católica iglesia, siempre a expensas de ser arrojada a los perros, con la intención de que pereciese, aunque siempre fueron los perros los que perecieron al tratar de hincarle el diente. Algún día –sostiene don Juan Manuel parafraseando al autor inglés con estas caninas comparanzas más propias de férvida y añeja homilía que de artículista actual y templado- los perros aprenderán instintivamente a esperar antes el oscurecimiento de las estrellas que la muerte de la Iglesia; pero, entretanto, ladran y se revuelven furiosos y lo pringan todo con los espumarajos de su rabia. Entra después el señor Prada en la harina del ceremonial, que teóricamente le ha servido de excusa a la alta jerarquía eclesiástica para dictar orden de cierra contra la parroquia vallecana: No puede existir en una parroquia comunión de amor cristiano –sostiene- cuando se dejan de administrar los Sacramentos o se administran de modo grotesco, cuando se pisotea la liturgia o se reinventa de modo arbitrario. La liturgia católica es un edificio de palabras y acciones que supera a las individualidades y a las generaciones, para expresar la fe comunitaria de la Iglesia a través de los siglos; cuando ese edificio se reforma caprichosamente se está quebrando la comunión eclesial, se está quebrando también la comunión del amor.

El teólogo don Benjamín Forcano ha tenido a bien dar una rotunda y documentada réplica a la argumentación esgrimida por el mencionado escritor respecto al supuesto escarnecimiento de la liturgia y los sacramentos en san Carlos Borromeo: Es una invención estúpida, una calumnia propia de quien no tiene ni idea de lo allí vivido, ni de lo que se vive en la liturgia católica. Allí cabe decir también, contra estetas que se ufanan de una liturgia estereotipada, que una liturgia, una celebración de los sacramentos, una fe litúrgica sin amor es una liturgia muerta. Léanse a los profetas, a San Juan, a Santiago, al Nuevo Testamento, que sus invectivas son más fuertes que las mías y que las de los mismos “enemigos de la Iglesia”. Repito: ni administraciones grotescas, ni pisoteamiento de la liturgia, ni reinventos arbitrarios. Pura verborrea e ignorancia de quien esto escribe. La liturgia es inicial, histórica y evolutiva como son las generaciones que la viven y forman. La misma en lo esencial, variable en lo secundario y accidental. No hay liturgia arqueológica, inmutable, fría, porque no es así la praxis de Jesús ni la vida eclesial de los hombres y mujeres. Cada situación tiene un hilo conductor con el pasado, pero es también nueva y distinta, y requiere renovación, adaptación y creatividad. Dicha creatividad, sin perder lo esencial, nunca se agotó en una generación, en un tiempo, en una comunidad determinada.
Hay gente que sabe demasiado: se trata aquí, dicen, de un desafío contra la naturaleza de la Iglesia, de ruptura con su comunión, de querer ver muerta a la Iglesia. ¡Demasiado!
Los buenos y coherentes curas Enrique, Javier y Pepe, y muchos de los que les jalean, hace tiempo que salieron del sepulcro de la rutina, de la obediencia ciega, del miedo, de la dimisión de sus derechos.


RedDiario
Artículo
EL CASO SOBRINO Y LA CIMITARRA DE DIOS (12-04-07)
La ola de rechazo que ha producido la notificación de Roma, prohibiendo a Sobrino enseñar en las universidades católicas y escribir sobre temas de cristología, ha sido enorme. Se han resentido las comunidades de base, los teólogos-pastores, los religiosos y laicos que están insertos en la base popular. En fin, todos aquellos que reconocen en Jon un estímulo para profundizar su fe en Cristo como liberador de las cadenas: las del cuerpo y las del corazón. La gente que sigue soñando con el Reino de Dios que es una iglesia samaritana que se esfuerza por bajar de la cruz a los pueblos martirizados y anuncia y lucha en esperanza por una sociedad igualitaria. La reunión de obispos en Aparecida (Brasil) en el próximo mes de mayo, puede ser la instancia apropiada para decirle al Papa Benedicto que las iglesias de Amerindia necesitan más del evangelio que se alegra porque “los humillados serán levantados y los poderosos serán despedidos con las manos vacías”, que de “notificaciones” que parecen proceder de enconos personales. La cimitarra, que era el arma preferida por los medievales para cortar cabezas, no es instrumento litúrgico ni para alabar a Dios ni para dialogar con los hermanos.
Adolfo Bécar, Reflexión y Liberación.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos comentarios contrapuestos que hay que leer con mucho cuidado. La liturgia sin amor, no vale nada pero eso no significa que en ella esté ausente el amor. El amor sin la liturgia vale siempre, pero eso no significa que porque no haya liturgia haya amor. Éste todo lo justifica si es Amor Verdadero. Bien. Ahora se trata de demostrar si hay amor en uno o en otro caso y eso no lo hacen ninguno de los dos autores, sino que el primero postula que lo hay con liturgia y el segundo postula que lo hay sin ella. O, a lo mejor, hay amor en los dos casos en cuyo caso ambos valen.
Pues bién; aunque poco se puede escribir sobre lo que es el Amor sus síntomas son claros: Si se sabe renunciar, hay amor; si se sabe obedecer, hay amor; si se respeta a la autoridad, aunque ésta sea injusta, hay Amor. Si se da cuanto se tiene sin esperar nada a cambio, hay Amor. Y donde haya Amor, ciertamente está Dios.
"Si tu enemigo te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda"."Ama a tus enemigos, que en amar a los amigos no hay mérito". "No he venido a destruir la Ley, sino a darle cumplimento" Cristo aceptó la injusta ley romana y respetó todas las tradiciones judías, aunque nunca fue esclavo de ellas. Así pues, no veo yo razón alguna para quebrarlas, máxime si se aceptan para unas cosas- la administración del Sacramento del Orden sacerdotal es una ceremonía solemnisima - y luego se rechazan para otras - La Misa es la reproducción incruenta de la crucifixión de Cristo-. Y en cuanto a ayudar a los pobres, es claro que puede hacerse sin quebrar para ello las normas litúrgicas.

Anónimo dijo...

Obras son amores.

Anónimo dijo...

Claro que sí y por eso precisamente se emplean tantos verbos cuando se habla de amor. El amor sin obras es un amor muerto.

Anónimo dijo...

Prada es un buen chico con una buena tarifa por colaboraciones y es justo que defienda la voz de su amo con el lenguaje que tan bien domina.

Small Blue Thing dijo...

Lo de reventar la liturgia es mentira. Vivo allí y el único cambio que llevan a cabo es el revestimiento del sacerdote y la comunión, que se hace con hogazas de pan.

Eso está contemplado en el Concilio Vaticano II. Lo demás han sido mentiras, exageraciones y mala idea.

Buen post, por otro lado.

Anónimo dijo...

Monseñor Antonio Mª Rouco Varela.
Arzobispado de Madrid.
monsherraez@planalfa.es


Madrid, a 24 de mayo de 2007


Mi nombre es Miguel Ángel Cuerva Alcántara, pertenezco desde 1.989 a la Comunidad San Carlos Borromeo, del barrio de entrevías en Madrid.

Por esa fecha ya estaba descreído de la institución eclesiástica, mi propia experiencia en otros comunidades católicas y las continuadas incongruencias entre los evangelios y lo que públicamente dicen y hacen los máximos representantes de este organismo, hicieron que me fuera de la Iglesia para poder seguir viviendo mi fe con coherencia. Fue entonces cuando conocí la comunidad de San Carlos Borromeo, cuya labor, sencillez, humildad, ejemplo, acogida e igualdad, me hizo volver al seno de la Iglesia.

De la persona que hoy soy, le debo mucho a esta comunidad, no sé si pretendían enseñarme algo, pues nadie me dio lecciones explicitas, pero sus vidas eran enseñanzas constantes.

Así pues, Monseñor, una vez más, las altas jerarquías eclesiásticas, de la que es usted uno de los representantes, en su línea vuelven a dar un varapalo, que solo ustedes desde sus cómodos y ostentosos lugares de trabajo, absolutamente alejados del pueblo, de las personas, deben comprender; pero desde luego ello no responde en absoluto al bien de los católicos, ni de las comunidades, cuanto menos de los evangelios.

Sabe Monseñor, a fuerza de buscar una explicación, creo que la he encontrado y es que nuestra comunidad, les pone en continua evidencia e igual que en la inquisición se le negaban los libros al pueblo, para que no tuvieran sabiduría y así, que este monopolio que ustedes manejan desde entonces, no se les fuera de las manos, cuando las gentes adquiriesen la cultura necesaria como para desenmascararles. Y claro, del mismo modo, ahora en la actualidad no pueden permitir que gentes insignificantes para ustedes puedan desde una humilde parroquia, seguir el ejemplo de Jesús y que con trabajo tan fiel al Evangelio y tan lejos de la Iglesia, de la Iglesia que ustedes construyen o destruyen, sea tan cuestionable todo lo que hacen, y más aún todo lo que no hacen.

Usted apela al voto de obediencia de los tres sacerdotes, la comunidad apelamos a su conciencia, no a la actual con jerifalte de la Iglesia, sino a la que se le supone en algún momento, cuando sintió la llamada de Dios y que en nada se debe parecer a la de ahora.

Monseñor, como el jefe de una gran empresa, usted ejecuta órdenes desde su despacho y espera sean cumplidas sin rechistar, de forma absolutamente dictatorial. No se digna en un acto de valentía a venir a dialogar con esta comunidad a consultar con nosotros, a tenernos en cuenta. Pero claro somos la parte más insignificante de su Iglesia, la más machacada, la no rentable, la que jamás podrá proporcionarle bienes materiales como esas otras por las que usted si de deja ver.

No es nuestra liturgia lo que le molesta, es nuestra fe, nuestra manera de vivirla, porque somos lo que usted no es, porque hacemos lo que usted no hace. Se pone su disfraz de Obispo y se siente alguien, siente el poder y lo ejecuta. Nosotros vamos desnudos de mente y espíritu, lo que se ve es lo que hay, por eso no tenemos miedo, porque no tenemos de que escondernos.

En nuestra comunidad hay quien creé en Dios, y los que ya solo creemos en las personas, unos y otros, unas y otras, a pesar de todo, le acogeríamos bien en nuestra casa de San Carlos Borromeo, esa que es tan humilde que quizá no esté a su altura, pero si a la altura de los evangelios. Esta casa es su casa y en ella le esperamos sin seguir su ejemplo, es decir, con respeto, con dialogo, con escucha, pero con opinión.

Este es un escrito libre, del cual el firmante es el único responsable de su contenido, porque a pesar de que los sacerdotes de San Carlos Borromeo, nos están pidiendo, prudencia y calma, nosotros no tenemos voto de obediencia y tampoco hace falta pues ellos piden y no ordenan.

Debería usted aceptar esta invitación y venir, tiene mucho que aprender de esta comunidad.

No me crea tan ingenuo, sé que esto para alguien como usted, es solo papel mojado, que a estas alturas no hay quien toque su conciencia y desde su estatus uno debe estar ya acostumbrado a estar por encima de todo y de todos y todas. Pero como la nobleza de la Iglesia solo acostumbran a rodearse de aduladores, al menos que de cuando en cuando le llegue una humilde pero sincera opinión. Y auque no le importe en absoluto, de que llegue a sus manos, ya me encargo yo.

Por último solo decirle, que yo, no me voy ha olvidar de su nombre y que es posible que a usted comience a sonarle el mío.






Miguel Ángel Cuerva Alcántara

Anónimo dijo...

Monseñor Antonio Mª Rouco Varela.

Cardenal – Arzobispo de Madrid.

C/ San Justo nº 2 28071 de Madrid.


Parla (Madrid), a 14 de mayo de 2007

El pasado 24 de abril, le envié un correo electrónico a: monsherraez@planalfa.es, así mismo le remití una carta de la que se acusó recibo el 4 de mayo de 2007 e igualmente en esta fecha el mismo escrito fue admitido por el registro de la Vicaría General, con número de entrada 345. Los tres con idéntico contenido y referidos al cierre de la Parroquia San Carlos Borromeo del madrileño barrio de Entrevías.

Con motivo de alguno de estos tres comunicados o quizá por los tres, la semana pasada recibí correspondencia de su parte y como único contenido había un breve comunicado de presa, que se emitió desde la Oficina de Información del Arzobispado de Madrid con fecha 2 de abril de 2007 y publicado en Internet según consta (http://www.archimadrid.es/noticiasynovedades/comunicado03042007.htm).

Con franqueza le diré que quede sorprendido, pues no esperaba recibir ningún tipo de respuesta de su parte. Ahora bien, habría deseado que esa respuesta hubiese sido un poco más personal, en el sentido de contestar a todo el contenido de mi oficio, pues en comparación de cuanto le expreso en el mismo, su respuesta se me antoja bastante ramplona. Cabría esperar de alguien de su posición una defensa de sus acciones, así como de las acciones de la institución a la que representa.

Aun así y sin desistir de que ello se produzca, me limitaré a comentarle mi opinión respecto del mencionado comunicado de prensa, no si antes poner en su conocimiento, que cuando escribí lo enviado, ya tenía noción del mismo:

En primer lugar, desconozco el contenido del artículo que publicó el diario El Mundo, por lo que no puedo valorar su exactitud.

En segundo lugar, respecto a la decisión tomada por el Arzobispado de Madrid en el año 1.985, con respecto a las labores de la Parroquia, que creo que efectivamente fue así, y en relación con la actual decisión, que según dicen se hace con el parecer del Consejo Presbiteral y con la presunción de que el cierre de la Parroquia y la cesión a Caritas será mejor servicio social, le cuestionaré lo siguiente:

 No sé que pegas puede ponerle usted al servicio que actualmente se esta prestando en San Carlos Borromeo.


 Ni porqué piensa que Caritas puede mejorarlo.
 Tampoco entiendo que no se nos tenga en cuenta como comunidad. Y puesto que dice querer hacer lo mejor para la misma, por qué no le interesa que es lo que nosotros y nosotras queremos. Por qué no nos respeta, por qué somos invisibles para usted, por qué esa indiferencia para con nosotros y nosotras.
 ¿Por qué ha de decidir por nosotros y nosotras donde queremos estar, donde queremos desarrollar nuestra labor social o donde queremos ser ayudados o donde queremos celebrar la eucaristía?.
 ¿Bajo qué criterio se toma ese tipo de decisión?.
 Desde que ha tomado la misma, ¿no tiene constancia sobrada de que no solo la gente que conformamos la comunidad, sino todas las personas, comunidades y grupos que la conocen y se solidarizan y que incluso transciende nuestras fronteras, quieren que San Carlos Borromeo permanezca tal cual?.
 ¿Es que la Iglesia no está al servicio del pueblo?.
 ¿Es que su puesto le da derecho a desoír todas las peticiones que por distintos medios y ámbitos, se le están haciendo en contra del cierre de San Carlos Borromeo?.

La humildad y la rectificación, son valores cristianos. Monseñor, de ejemplo, reconozca humildemente su error y de marcha atrás en su equivocada decisión.

Una vez más le solicito que venga a San Carlos Borromeo, a conocernos, a escucharnos, a mezclarse con nosotros y nosotras, a recibir información de primera mano. Concíliese con esta comunidad, donde hasta alguien como, usted que no muestra tenernos la más mínima consideración, será bien recibido.

Ojala esta vez su respuesta sea la vuelta a la cordura y ceje en su empeño, o al menos se digne a visitarnos y por lo menos que esta vez se implique en sus respuestas contestando a mis cuestiones.

Fdo.: Miguel Ángel Cuerva Alcántara

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