miércoles, 4 de abril de 2007

La iglesia de los pobres y monseñor Vergogna

Félix Población

Dice don José Díaz, párroco de la iglesia de los pobres de Vallecas, que la decisión del arzobispado de Madrid de clausurarla para convertirla en una delegación de Caritas va en contra de la gente que ha estado machacada. La frase llama la atención por su rotundidad y evidencia ya que ejemplifica el carácter de un apostolado comprometido desde hace treinta años con aquellos sectores sociales marginados y más desfavorecidos del barrio de Entrevías.

Al parecer, al purpurado Rouco, que gusta de la tradicional liturgia y boato propias de su alta jerarquía, le disgusta sobremanera que sus curas vallecanos conmemoren los ceremoniales eclesiásticos en jeans y compartan pan en vez de hostias para celebrar el sacramento de la comunión. En concordancia con su credo integrista, y dado que sus superiores en Roma lo han aplicado ya con el teólogo Sobrino, don Antonio Rouco acaba de poner en práctica la consigna vaticana en su diócesis.

También don José Díaz, don Javier Baeza y don Enrique Castro están con la Teología de la Comunión, por supuesto, que supone entender el Evangelio -según Baeza- como el rostro de Cristo en el hermano que sufre y es víctima de este sistema. ¿Por qué el arzobispado no permite -se pregunta- que los pobres de esta parroquia sigan celebrando la fe? ¿Por que no permiten que la iglesia sea de los pobres cuando hay un montón de iglesias de otros sectores sociales?

Algún tipo de atrofia muy retroactiva está afectando a quienes corren con las guías de la católica iglesia en los tiempos corrientes. Hace unos días, en las puertas de la catedral de Génova, alguien calificó así al arzobispo de aquella diócesis, monseñor Bagnasco: Bagnasco vergogna. La vergüenza proviene de las manifestaciones del respetable Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, para quien las parejas de hecho son comparables en aberración al incesto y la pederastia.

Según fuentes oficiales, y a raíz de esa pintada, el arzobispo Bagnasco está desde el pasado martes bajo protección policial. Un diputado de izquierda, Franco Grillini, ha recomendado a monseñor, con relación a la pederastia, una limpieza en casa.

El próximo domingo los tres curas de San Carlos Borromeo, la parroquía madrileña del barrio vallecano, están dispuestos a celebrar la misa de resurrección en contra de la orden cursada por sus superiores jerárquicos. El azar y la necesidad han querido que sea esa misa y no otra la de su resistencia y su fe.

RedDiario

Artículo
CIERRE DE IGLESIA
(...) El pretexto tomado para cerrar una parroquia -que durante casi 30 años ha sido al mismo tiempo centro religioso y social de una zona marginada- ha sido que los tres sacerdotes que la sirven ofician la misa con ropa de calle y dan de comulgar a los niños rosquillas que llevan sus madres, como si fueran hostias consagradas. La liturgia es algo importante pero cambiante, como demuestra la propia historia de la Iglesia católica. El Concilio Vaticano II supuso en este terreno un cambio radical, aunque algún sector de la Iglesia pugne ahora por volver no ya al anterior de este nombre, sino al de Trento.
En todo caso, el pretexto litúrgico es demasiado baladí como para justificar que se eche por la borda la labor acumulada por una parroquia que, en sus casi 30 años de existencia, ha tenido el mérito de saber identificarse con su entorno social. Y que unos niños comulguen con rosquillas no debería ser tomado tan a pecho, pues al menos están hechas con la harina de trigo de la que se hace el pan ácimo que las palabras rituales del sacerdote convierten en el cuerpo de Cristo, según enseña la Iglesia. No son "mejillones", como pretendió con la suficiencia burlona de los burócratas uno de los curiales del arzobispado de Madrid que comunicaron, sin posibilidad de réplica, la orden de cierre.
Con menos autoritarismo y más apertura mental y social a lo que ocurre extramuros de la Iglesia, la parroquia de San Carlos Borromeo seguiría abierta. Pero quizás sea demasiado pedir a la actual jerarquía española. Además, no parece que a Rouco Varela le importe disponer de una parroquia menos, si ello sirve para marcar las directrices de la Iglesia oficial.
Editorial del diario El País.

Comunicado
LAS REDES CRISTIANAS ANTE EL CIERRE DE SAN CARLOS BORROMEO
(...) 3º: La verdad, Pilato, está en reconocer los diversos modos de ser Iglesia que el Espíritu está suscitando entre los creyentes. No es ninguna novedad, ha ocurrido siempre, desde los orígenes, durante los dos milenios de la Iglesia. Sólo unos ejemplos para ilustrar esta convicción ¡Cómo olvidar aquel conflicto de los comienzos entre la Iglesia Madre de Jerusalén y las nuevas iglesias que iban naciendo de la predicación misionera? ¿No es verdad que Pablo tuvo que enfrentarse a Santiago y a Pedro por la interpretación que estaban haciendo del evangelio y de la Pascua de Jesús? ¿Podremos ignorar las profundas tensiones entre las comunidades de origen judío y las helenistas precisamente sobre la libertad cristiana y la interpretación de la Ley judía? La misma diversidad, como conoce muy bien cualquier especialista del Nuevo Testamento, recorre todo el cuerpo de los cuatro evangelios. Y el sentido común siempre ha visto en esa diversidad una riqueza y una floración del Espíritu.
Es más, enlazando con la dura crítica que se hace a la comunidad de San Carlos Borromeo por su modo de celebrar la Eucaristía, ¿cómo no advertir las diferentes formas de celebrar la “memoria de Jesús” en las distintas comunidades, como revelan abiertamente las mismas palabras que aplicaban a este gesto: “Fracción del Pan” en Jerusalén y “Cena del Señor” en Corinto? Verdaderamente no se podía celebrar la “memoria de Jesús” lo mismo en Jerusalén, donde abundaban los pobres, que en Corinto, donde los cristianos gozaban de mejor posición social. Digamos que no se puede hoy día celebrar la Eucaristía del mismo modo en la catedral que en un barrio de chabolas. Como tampoco se puede pensar lo mismo desde un palacio que desde una cueva.

Atrio.

Breviario

LIBRO DEL PAPA SOBRE JESÚS
El ansia de poder y el propio enriquecimiento llevaron a los países ricos a saquear implacablemente a los países pobres, tanto material como espiritualmente. Así lo ha escrito el Papa Benedicto XVI en su libro sobre Jesús, que será puesto a la venta el próximo 16 de abril. Partes del texto han sido publicados hoy, miércoles, en el diario italiano Corriere della Sera. Según el Pontífice, estas prácticas de explotación contradicen las enseñanzas de Jesucristo. En lo que fue calificado como autocrítica, el Papa dice que occidente, incluyendo a la Iglesia Católica, ha destruido los valores espirituales de muchos pueblos. Estas manifestaciones de Benedicto XVI coinciden con las críticas que el propio Pontífice hizo de la Teología de la Liberación. Ante la reciente amonestación del Vaticano a Jon Sobrino por dos libros sobre Jesús de este teólogo español, residente en El Salvador, se podría pensar que el Papa pretende la exclusiva de los derechos de autor sobre ese Cristo, aunque sólo sea sobre el papel, y hasta puede que en latín como lengua única de interpretación y con la liturgia prescrita.
DdA

Artículo
ENTREVÍAS (05-04-07)
(...) Somos pocos los periodistas que, habiendo ejercido en Madrid durante la transición y los primeros años de la democracia, no hemos mantenido contacto alguna que otra vez con Enrique de Castro, igual que lo tuvimos con el desaparecido padre Llanos. Allí, en Entrevías, se nos ayudaba a comprender el mapa humano trazado en suburbios y baldíos donde la ciudad cambia de nombre. Allí aprendíamos a conocer de primera mano la pena de las drogas, el azote de la injusticia y la ya por entonces compleja realidad de la inmigración. Si en alguna oportunidad me daba por pensar que Cristo era algo más que una leyenda urbana vaticana, podía creer que se encontraba allí, en la acción social y en una religiosidad sin remilgos.
Eran tiempos en que ni los curas obreros ni los teólogos de la liberación estorbaban, ni podíamos siquiera suponer que se les barrería de la faz de la Tierra, salvo en las atroces dictaduras bananeras latinoamericanas cuyos asesinatos de religiosos los jerarcas eclesiales nunca condenaron. Mas ya ven. Ha vuelto el Vetusto Inquisidor. Sin complejos.
Puede el Vaticano entregarse entusiástica y velozmente a la santificación del pontífice anterior; puede prohibir a sus fieles que aborten y que se divorcien y que se pongan la gomita. Allá ellos.
Pero Jon Sobrino y la parroquia de Entrevías, con sus tres curas y sus feligreses no son del Vaticano. Son patrimonio de la humanidad. Mira que si viniera Cristo de nuevo, de verdad, no en la litúrgica resurrección, íbamos a ser los ateos quienes tendríamos que salvarle de semejantes hipócritas.

Maruja Torres, El País.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Delicado tema, señor. Para aquellos que sabemos lo que significa la Misa, siempre supondrá una falta de respeto decirla en jeans porque si cuando vamos a ver al Rey nos presentamos correctamente vestidos, con mayor razon lo haremos si vamos a ver al rey de reyes. Claro que Él es ante todo el rey del amor y por eso nos perdona. ¡Pero vamos, hay que ver lo frescos que somos¡
Cierto que los pobres fueron siempre los predilectos de Cristo. Él mismo fue pobre, aunque comía con los ricos y no los despreciaba. Hasta admitió a uno de ellos como discípulo. Pero, como también dijo, "a los pobres siempre los tendréis con vosotros". De modo que quien tenga a alguien pobre junto a sí, trátele como a un hermano y si la Iglesia Católica no hace eso no quisiera yo estar en el lugar del Papa y de los Obispos. Porque allí donde el tiempo, ni el poder, ni la riqueza cuentan serán juzgados y hallados faltos de peso. Quien no ama mientras aseguraa los demás que deben amar es, ciertamente, merecedor del Infierno.

Anónimo dijo...

Puede que Benedicto deje atrás a Vojtyla, de momento nos lleva cerca de Trento con el latín como idioma universal para que la iglesia hable un solo idioma, ¡toma!

Anónimo dijo...

Para llegar a Dios no hacen falta idiomas, sino poseer un corazón sencillo y humilde ya que Él ve en lo oculto. En cambio para llegar al corazón del humano, sí. Desde siempre, el latín ha sido la lengua oficial del Vaticano, pero al revés que ocurre en ciertos lugares, jamás la impuso así que no creo vaya a imponerla ahora. Por cierto: O se admite que Trento y el Vaticano II tienen el mismo valor, o si se niega el del primero también puede negarse el del segundo.

Anónimo dijo...

Bueno, en lugar de a Trento podemos remontarnos a los tiempos de Diocleciano, como la iglesia no precisa agiornamento porque su reino no es de este mundo...

Anónimo dijo...

El reino de Cristo es el que no es de este mundo. Ese es el problema cuando hablamos de la Iglesia: que la confundimos con Cristo y con el Evangelio. Y no. La Iglesia Católica ha monopolizado la Verdad y La Vida, que eso es lo que es el Cristo. ¡Ah¡ y que conste que yo tampoco creo en los Concilios, sobre todo en el de Nicea.

Anónimo dijo...

Le aseguro que me gustaría confundir la iglesia con Cristo pero a estas alturas me resulta iimposible.

Anónimo dijo...

Y a mí también, se lo aseguro.

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