Anualmente la UNESCO concede un premio a la libertad de prensa de carácter internacional. Ese premio lleva el nombre de un periodista colombiano asesinado en 1987 por denunciar con su trabajo a los traficantes de droga en su país. Es la primera vez que el Premio Guillermo Cano se otorga a un profesional de la información a título póstumo. Anna Politkovskaya fue asesinada a tiros el pasado otoño en el portal de su casa en Moscú, tras una trayectoria profesional empeñada en sacar a la luz las tropelías del régimen de Putin en el conflicto de Chechenia, conflicto que Politkovskaya cubrió como reportera y del que dejó algún libro como espeluznante testimonio. Anna dio muestras de una valentía y tenacidad asombrosas al seguir informando sobre el conflicto de Chechenia después de que el mundo entero hubiese dejado de interesarse por el mismo, declaró el jurado, compuesto por 14 periodistas y directores de medios de comunicación. El arrojo de Anna y su entrega a la profesión -se dijo también- fueron tan excepcionales que, por primera vez en la historia del premio, el jurado decidió concederlo a título póstumo. La periodista, nacida en 1958, trabajaba para el periódico bisemanal Novaya Gaceta, una publicación que cuenta con varios profesionales asesinados en los últimos años, pues harto sabido es que en la Rusia actual -tan afectada por la corrupción- ese oficio comporta demasiados riesgos cuando se acomete con independencia crítica. Novaya Gaceta se propuso investigar en su día el asesinato de Politkovskaya y hasta ofreció una importante recompensa económica a quien pudiese aportar datos sobre los ejecutores. Al día de hoy no se sabe nada de nada, pero a Politkovskaya la han premiado y han dicho unas bonitas frases en pro de su memoria. Me gustaría que entre tantos premios a la libertad de prensa hubiera uno dedicado a quienes desde el oficio investigan la muerte de sus compañeros. Son muchos los que caen en el mundo y poca las palabras clarificadoras que sirvan para alumbrar su asesinato a la luz de la justicia. Aquí en España tenemos también un nombre: José Couso, tiroteado por un carro de combate norteamericano en Irak cuando se encontraba en la terraza de su hotel.RedDiario
Noticia
DETECTIVES RUSOS CON BEREZOVSKY POR EL CASO LITVINENKO
Un equipo de detectives rusos del Kremlin entrevistó esta semana en Londres al millonario Boris Berezovsky, en conexión con la muerte por envenenamiento del ex espía de la KGB Alexander Litvinenko, asesinado el 23 de noviembre pasado en la capital británica y de quien se dijo que era una fuente de Politkovskaya para sus informaciones sobre Chechenia.
El Mercurio online.
5 comentarios:
¿Investigar la muerte de los compañeros asesinados? Esa solidaridad me temo que no se da entre los periodistas, por eso siguen matando a periodistas sin que les pase nada a sus asesinos.
Si los periodista se ocupasen de aclarar los asesinatos de sus compañeros, probablemente hubiese más periodistas asesinados de los que hay.
No es una apreciación romántica afirmar que uno de los modos de ser fiel a uno mismo es desempeñar hasta las últimas consecuencias el puesto de trabajo que se ha elegido libremente, aunque connlleve riesgos e incluso muerte. Los profesionales de la información deberían estar más preocupados por sus colegas y tomar nota de hasta dónde llevan algunos su función de informar. Es bueno copiar, si lo que se copia es bueno, asi que quizás debamos preguntarnos si lo que estamos haciendo lo hacemos bien o mal, pues así como los buenos médicos curan nuestras enfermedades y nos mantienen sanos, los buenos periodistas mantienen sana al conjunto de la sociedad y elevan el grado de libertad de los ciudadanos, porque informar es ante todo formar.
La recompensa era de 25 millones de rublos, casi un millón de dólares.
La muerte de periodistas es directamente proporcional al grado de libertad en cada país, por democráticos que sean.
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