martes, 13 de febrero de 2007

Aire acondicionado para el rico o tortilla de maíz para el pobre

Celestina Tenerías

Don David Llistar i Bosch es Coordinador del Obervatorio de la Deuda en la Globalización, perteneciente a la Cátedra de la Unesco de Sostenibilidad en la Universidad Politécnica de Cataluña (Tarrasa-Barcelona). A propósito de la alta subida experimentada en el precio de la tortilla de maíz en México, como consecuencia de la decisión de la comercializadora norteamericana Cargill de proyectar la venta de maíz a las compañías energéticas de su país antes que a las tortillerías mexicanas, hace la siguiente y preocupante reflexión en la que se confrontan los derechos al confort de los países del Norte con las necesidades alimentarias basicas de los países del Sur:

Los biocombustibles están de moda. En todo el mundo -desde Estados Unidos hasta Indonesia- se sustituyen campos de cultivo de alimentos por ‘desiertos verdes’. Pequeños cultivos y bosques por extensos monocultivos de oleaginosas para producir bioetanol y biodiesel biocombustible. Una alternativa rentable tanto al declive de la producción de petróleo como a la creciente inseguridad energética. Todo parecen ventajas.Sin embargo ese mercado de biocombustibles en vertiginoso ascenso está afectando la vieja necesidad de alimentarse de los más pobres. Lo hemos visto últimamente en las manifestaciones de México después que la principal comercializadora de grano del mundo, la norteamericana Cargill, hubiera preferido vender el maíz a las compañías energéticas norteamericanas a futuro que a los tortillerías mexicanas al presente. En México, cuna de este cereal, la tortilla dobló automáticamente su precio. Este fenómeno se está reproduciendo en muchos otros lugares. Así nuestro voraz consumo energético en el Norte se enfrenta hoy a la seguridad alimentaria del Sur. Se confrontan derechos de distinta naturaleza entre personas muy alejadas entre sí. Derecho, por ejemplo, a utilizar aires acondicionados o manejar automóviles 4x4 en España, frente al derecho a alimentarse con tortillas de maíz (lo más barato de comer en América Latina) de los que están en la retaguardia de la globalización. Una nueva interferencia peligrosa y de moda que debemos tener muy en cuenta.
(Argenpress)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Se estudia en Economía que existe un "proceso acumulativo-abismal" en el crecimiento de la renta. En virtud de dicho proceso, que se demuestra matemáticamente, la distancia entre los países ricos y los pobres tiende a incrementarse en lugar de disminuir, porque en ellos el ahorro creado por los ricos escapa del país y no se dedica a la inversión. El hecho que comenta, aunque tristisimo desde el punto de vista humano,es una de las consecuencias que se derivan de ese "escape de ahorro" al que me refería. Eso explica que naciones ricas estén llenas de ciudadanos pobres y no ha de esperarse de las ricas que "sustituyan" con su propio ahorro el que sale de esos paises, a no ser que eso les produzca enormes beneficios.

Anónimo dijo...

Lo de las tortillas y los biocombustibles puede ser una nueva variante de explotación, el capitalismo no deja de perfeccionarse sobre esa misma base.

Anónimo dijo...

Yo a ese proceso acumulativo abismal lo llamo robo.

Anónimo dijo...

Lo sería si estuviera tipificado como delito. Al no serlo, podemos hablar sencillamente de abuso. y para corregir los abusos es para lo que se hacen las leyes. Cuando en esos países existan leyes que prohíban hacer esas cosas, dejará de auto-alimentarse el proceso.

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