lunes, 4 de diciembre de 2006

Victoria de Chávez sobre Rosales y la abstención

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Félix Población

Cuentan las crónicas que la de ayer era en Caracas una noche tranquilla y lluviosa, hasta que a las diez y cuarto, seis horas después de cerrados los colegios electorales, y con casi el ochenta por ciento de los votos escrutados, el presidente Hugo Chávez se asomó al balcón del palacio Miraflores para celebrar su inapelable victoria en las urnas.

Lo que entonces ocurrió fue una explosión de júbilo anunciada, pues pocos en el país podían dudar de ese triunfo, saldado finalmente con unos resultados tan rotundos que acaso sí sorprendan a quienes estaban empeñados en ofrecer la visión de un país dividido en dos mitades, a favor y en contra de su revalidado Presidente.

Sin duda por esa imagen crítica e interesada que muchos medios vienen dando del proyecto socialista bolivariano, insistió Chávez hasta la saciedad en la necesidad de una victoria arrolladora que no dejara márgenes de duda acerca del apoyo mayoritario a su programa político. También era preciso que ese voto masivo de la ciudadanía, 23 puntos por encima de su adversario el señor Rosales, demostrara a la oposición que la vía de conducta no son las emboscadas golpistas ni los oscuros atajos, sino el debate democrático a través de la palabra y la razón.

Volvió a incidir ayer el presidente Chávez en la necesidad de que la oposición se incorpore al proyecto de construcción de la nueva democracia. Lo hizo nada más reafirmar en el balcón de Miraflores sus ideales sobre un socialismo que nadie debe temer, originario, indígena, cristiano y bolivariano.

Si en abril de 2002, tras el intento de golpe de estado contra su presidencia, Hugo Chávez convocó al diálogo a la oposición sin que ésta se prestara a ese compromiso, los inapelables resultados electorales de ayer obligan a don Manuel Rosales a replantearse una vía opositora constructiva, ajena a las viejas aventuras desestabilizadoras con las que podría identificarse el sector más conservador de la sociedad venezolana.

Hay otro dato, además, que debe ser tenido muy en cuenta a la hora de valorar los resultados de ayer. Con una participación electoral del 76 por ciento, la convocatoria del 3-D ha supuesto una gran victoria contra el abstencionismo, indicio sin duda del incremento de responsabilidad cívica alcanzado durante los últimos años. Ése también es un logro que cabe atribuir al régimen vigente, propulsor de una ciudadanía política más participativa y que, como tal, es menos susceptible de ser manipulada por otras alternativas que no sean las de las urnas.

Chávez ayer no sólo ganó en su país con la fuerza de los votos. También logró que el valor de los votos recuperara entidad y fuerza en una sociedad congraciada con la significación de una democracia más participativa.

RedDiario

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¡CHÁVEZ NO SE VA!...PERO ¿POR QUÉ?
Algunas claves para la crónica de una victoria anunciada. Los secretos no secretos del presidente de Venezuela y de la Revolución Bolivariana. El pueblo de fiesta.
APM.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No faltará quien diga ahora que Chávez tiene engañado al pueblo a base de despensa, sanidad, escuela y cultura. Hay que ver lo mal que han encajado algunos democratillos la victoria de don Hugo.

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