martes, 19 de diciembre de 2006

Mujeres israelíes y palestinas juntas por la Paz


Lazarillo

Ignoro cuándo aparecerá en los medios de comunicación masiva, si aparece, este comunicado que data del pasado mes de octubre. Puede que su contenido no merezca mayor estimación en sus páginas que la de una aislada Carta al Director o una noticiosa referencia pasajera con la que salpicar de positiva excepción, en estas fechas navideñas de buena voluntad, las crónicas de sangre que nos llegan de Oriente Medio. Hasta es posible que haya sido desechado o traspapelado en las mesas de Redacción, a juzgar por el tiempo transcurrido desde que se dio a conocer. Se ajustan mucho más al mercado informativo de los grandes titulares las últimas refriegas en Gaza. Tras unos días de lucha violenta entre las propias facciones palestinas, empeñadas en ampliar entre sí el radio de acción de los asesinatos selectivos israelíes contra su comunidad, y después de que los periódicos occidentales insistieran y editorialzaran ante el riesgo inminente de una guerra civil, resulta muy confortador insertar este texto de Sumaya Farhat-Naser y Gila Svirsky, dos mujeres empeñadas en la búsqueda de la paz, representantes de un colectivo que agrupa a mujeres israelíes y palestinas y que durante casi dos décadas vienen inculcando el ánimo de concordia no sólo a través de sus reuniones y actividades públicas, sino mediante la implantación de ideas subversivas de paz en la mente de los jóvenes antes de que los agentes de la guerra se den cuenta. ¿Por qué estas iniciativas nunca gozan de la prioridad de las portadas? Sumaya Farhat-Nasser es autora de un libro, En la tierra de los olivos, donde da cuenta del origen de la organización palestina israelí Jerusalem Link (Enlace Jerusalén) que agrupa dos centro de mujeres de esa capital, Jerusalem Center for Women y Bat Shalom. Gila Svirsky es activista de Coalition of Women for Peace. El artículo ha sido traducido por Leonor Taboada en la Red de Mujeres de Negro contra la Guerra y publicado en Mujer Palabra el pasado 7 de octubre:

Aunque la información no ha llegado todavía a los medios internacionales, queremos que el mundo sepa que las mujeres de Israel y Palestina están listas para hacer la paz. Durante casi dos décadas, las mujeres han sido la parte más vibrante, atrevida y progresista del movimiento pacifista a ambos lados de nuestra división. Las mujeres Palestinas e Israelíes han estado reuniéndose y negociando unas con otras durante años, incluso cuando cada acto de hablar con la otra era ilegal en Israel y estaba prohibido en Palestina.

Esas negociaciones empezaron en secreto hace años en casas e iglesias. Luego nos sentimos seguras negociando en Basilea, Berlín, Bruselas, Boloña y otras ciudades europeas. Hoy, nos reunimos abiertamente cuando podemos, a menudo en encuentros simbólicos, como el Centro Notre Dame, en la frontera entre el Jerusalem Palestino e Israelí. Aunque haya habido disenso y debate, y aunque el contexto en el que hemos discutido haya sido a menudo doloroso, siempre hemos puesto por encima una visión común de paz. Si hubiera dependido de nosotras hace ya mucho tiempo que hubiésemos hecho un acuerdo de paz que zanjara las cuestiones difíciles entre nosotras.

Las mujeres abogamos por el fin de la situación de ocupantes y ocupados. Queremos ver a Israel y Palestina como dos estados separados, lado a lado, con Jerusalen como capital compartida por ambos. Queremos una solución justa para acabar con el sufrimiento de los refugiados. Creemos que ambas naciones tienen el mismo derecho a estado, independencia, libertad, seguridad, desarrollo y a una vida digna. Y un punto crucial de acuerdo: Nosotras condenamos todo tipo de brutalidad, violencia, terrorismo- ya sea por parte de individuos, grupos políticos, gobiernos o de militares. Ya hemos tenido suficientes matanzas a ambos lados. Demasiados niños palestinos e israelíes han muerto o quedado huérfanos o lisiados de por vida, y demasiados de nuestros hijos, padres y hermanos han hecho esas matanzas. Porque la guerra victimiza no sólo al inocente, también brutaliza a los perpetradores.

Mujeres Israelíes y Palestinas nos hemos comprometido a educar a nuestros propios pueblos sobre la validez de ambas reclamaciones de este territorio y hemos buscado contrarrestar la demonización en la que ambas sociedades se empeñan. Hemos promovido el diálogo entre mujeres, prestado nuestras condolencias a las familias de las víctimas de ambos lados, hemos sido arrestadas por protestar contra el consenso de nuestras propias naciones, y hemos hablado claramente exigiendo una solución justa.

Y, aparte de nuestras actividades públicas organizadas, también operamos como agentes secretos. No sólo somos las madres, maestras, enfermeras y asistentes sociales de nuestras sociedades. También somos agentes secretos sirviendo política con la cena, impartiendo lecciones de no violencia a cada niño o niña en nuestras clases, a cada paciente a nuestro cuidado, a cada cliente que atendemos, a cada hijo e hija que amamos. Nosotras implantamos ideas subversivas de paz en la mente de los jóvenes antes de que los agentes de la guerra se den cuenta. Es un proceso largo, cuyos resultados no son visibles de la noche a la mañana, pero en cuya eficacia creemos.

El movimiento de paz de las mujeres en Palestina y en Israel cree que ha llegado el momento de acabar con el baño de sangre. El tiempo de abandonar nuestras armas y nuestros miedos. Nosotras nos negamos a aceptar más combates en nuestras vidas, en nuestras comunidades, en nuestras naciones. Nos negamos a seguir con el miedo. Nos negamos a entregarnos a la violencia. Nos negamos a ser enemigas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Cuántos ciudadanos israelíes y palestinos soportarán su deseo de paz y convivencia en silencio sin que nadie dé a conocer sus voces!

Anónimo dijo...

a lo mejor la solucion es la misma que en lisistrata

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