lunes, 18 de diciembre de 2006

Litvinenko, Politkovskaya y la Marcha de los Disidentes


Félix Población

Frontline Club es una organización británica interesada en la promoción y defensa del periodismo independiente. Fechas antes de apercibirse de su envenenamiento, el fallecido agente del KGB Alexander Litvinenko se había presentando en esa entidad para acusar a Vladimir Putin por consentir el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya, tiroteada en Moscú a primeros del mes de octubre.

Ella me preguntó si yo creía que la podían asesinar, contó Litvinenko ante una sala repleta de público. Le respondí que sí -refirió el ex oficial de inteligencia-, que una periodista de su renombre sólo puede ser atacada con el consentimiento del presidente ruso. Anna era una opositora política y por eso fue asesinada.

Desde que Litvinenko fue asesinado en Londres tras ingerir una dosis mortal de polonio 210, una auténtica telaraña de intrigas rodea su caso. El último capítulo de esta oscura trama, que reverdece el historial de siniestras maquinaciones propias de los tiempos de la guerra fría, sitúa en Hamburgo la pista a seguir. Allí residía Dimitri Kovtun, una de las personas con las que comió Litvinenko en el hotel Millenium de Londres antes de sentirse afectado por la sustancia radiactiva. Kovtun se encuentra ingresado en un hospital de Moscú con síntomas de radiación, después de haber viajado a la capital británica el pasado 1 de noviembre, fecha del encuentro con Litvinenko, coincidente con el partido internacional de fútbol jugado en la capital británica por un equipo ruso. Recuérdese que restos de polonio 210 fueron hallados en tres aviones de British Airways y en el propio estadio del Arsenal.

Ya agonizante, Alexander Litvinenko todavía pudo permitirse exponer en un comunicado una última acusación contra Valdimir Putin: Usted ha tenido éxito en silenciar a un hombre, pero el retumbar de las protestas en el mundo entero sonará en sus oídos, señor Putin, durante el resto de la vida.

He recordado estas palabras con motivo de la manifestación que con el nombre de Marcha de los Disidentes se celebró este fin de semana en Moscú. A la convocatoria de la agrupación opositora La Otra Rusia asistieron militantes de partidos y movimientos liberales y de izquierdas, no más de 4000, férreamente vigilados por un total de 8500 policías y soldados. Los congregados protestaban por la democracia dirigida de Vladimir Putin, al que acusan de restringir la libertad y el pluralismo y amordazar a los medios de comunicación en su empeño por diseñar un poder vertical donde nadie pueda cuestionar su autoridad.

Esta noticia no tuvo reflejo en los medios de información oficiales, pero para reafirmar la razón y sentido de los manifestantes basta recordar una negra estadística de la que Politkovskaya fue una de sus últimas y más reconocidas víctimas: En los últimos tres lustros, 211 periodistas rusos fallecieron durante la cobertura de conflictos armados o bien fueron asesinados en el cumplimiento de su oficio. Si a ello añadimos los profesionales de la información muertos en las mismas condiciones en los países que formaron parte de la URSS, la cifra alcanza los 265. Para la Unión de Periodistas de Rusia, esa violencia ejercida contra quienes utilizan como única arma la palabra es inadmisible y vergonzosa.

Tal parece que Putin, con esa abusiva cobertura policial prestada a la Marcha de los Disidentes, que sólo portaban la palabra en su pacífica convocatoria, pretendiera indicarnos el grado de libertad vigilada que merece la oposición crítica en su país. Más de dos brazos armados por cada voz disidente.

RedDiario

Crónica
EL PRISIONERO DEL CAMPO IK-13
El ‘caso Litvinenko’ remite al libro que desveló que los servicios secretos rusos perpetraron tres atentados en 1999 en los que murieron 243 personas y atribuyeron la autoría a terroristas chechenos. Litvinenko presentó en 2000, en Nueva York, el libro ‘Dinamitando Rusia, el terror desde dentro’. Es un relato sobre cómo miembros del FSB, del que Putin fue miembro y que comanda un conocido del presidente desde los tiempos en San Petersburgo, Nikolai Patrushev, son supuestamente los verdaderos autores de tres atentados y uno fallido, atribuidos a terroristas chechenos en 1999, y con los que habrían querido crear un ambiente hipernacionalista para justificar la segunda guerra y favorecer la campaña electoral de Putin. El prisionero del Campo IK-13 habría sido la fuente fundamental de esa obra.
Las Provincias

Noticia
EL POLONIO 210 COSTÓ MÁS DE 10 MILLONES DE DÓLARES
Scotland Yard informó que los asesinos del ex espía ruso Alexander Litvinenko, quien murió el 23 de noviembre en Londres, gastaron más de 10 millones de dólares en el isótopo radiactivo polonio 210, con el que envenenaron al antiguo agente secreto.
ANSA.

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