miércoles, 20 de diciembre de 2006

Aznar pide a España que no le pida volver

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Félix Población

La entrevista de doña Ana Rosa Quintana al ex presidente Aznar, ayer en Telecinco, contó con los indispensables argumentos noticiosos para hacerla figurar horas más tarde en las portadas de los medios electrónicos. Todos los que he podido rastrear denotan el grado de vigor mental que luce don José María desde que se fue de La Moncloa. Claro que la Quintana no pretendía tampoco filosofar ni profundizar en cuestiones de alta política. Su objetivo se centraba en lo que en la profesión periodística se reconoce como interés humano, muy propio por cierto de las fechas que corren.

La señora Quintana se atuvo al guión baladí más o menos previsto, así que gracias a sus facultades para lo superfluo hemos podido saber que el señor Aznar se cree una persona encantadora y simpática, que es su mujer la que lleva ahora en casa la vocación y ambición políticas y que la media melenita que se ha dejado crecer entronca con quien era en más juveniles calendas para mejor seducir a su querida doña Ana.

Aparte de eso, también dejó para la posteridad un cuestionable eslogan acerca del protagonismo decisivo de los Estados Unidos, país al que Europa debe su democracia según don José María, y una frasecita que sólo he visto reflejada en Diario Ibérico y por la cual felicito la perspicacia que este periódico ha tenido al darle carácter de titular en correspondencia con el talante del personaje: Pido que España no me pida volver.

Con estas mismas palabras desechó el ex presidente la posibilidad de su retorno a la política activa, si por desechar se puede entender el sentido de tal aseveración. Porque, vamos a ver, ¿qué manía es ésa de los adalides de la derecha de utilizar tan a la ligera y en exclusiva el nombre de España, como si el señor Aznar tuviera capacidad de escucha para interpretar las inquietudes y querencias de la patria en relación con la necesidad de su concurso? ¿Espera en verdad don José María el de las Azores que la voz del pueblo soberano reclame su regreso cuando tantos motivos hay para que sus últimas gestiones al frente del Gobierno se pierdan en la noche de los tiempos?

Estoy convencido de que el señor ex presidente sólo se refiere a una España, que es la que comulga con sus desvaríos, y la que comparte con él esa viciada tradición de apelar a su nombre para erigirse en sus únicos, auténticos y sacrificados salvadores. El resto de la ciudadanía, la España que sabe a qué suenan esas resonancias patrioteras, prefiere al señor Aznar en su sitio: retirado de la política, tal como él quiso o decidió un dichoso día.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Definitivamente averiado el señor Ansar.

Anónimo dijo...

Que se quede donde está, por favor, y calladito.

Anónimo dijo...

¿Como que calladito? Si al final le va a llamar su españa.

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