viernes, 17 de noviembre de 2006

Váyase, don Pedro J. Ramírez

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Félix Población

Basta con que alguien se tome la molestia de consultar las hemerotecas para que lo que guarda el olvido y duerme en el silencio de los anaqueles resurja con carácter noticioso en los periódicos. Es lo que ha ocurrido esta mañana cuando los profesionales de la información se han ocupado de echar un vistazo de urgencia al libro recientemente publicado, Mi vida contra ETA, del que es autor el general Rodríguez Galindo.

Por si no tuviera bastante con la ridícula y absurda teoría de la conspiración del 11-M, montada a sus expensas y mantenida contra toda lógica y toda evidencia durante estos años, al director del diario El Mundo le viene ahora encima el peso de su currículo textual, sacado a flote en la obra citada. Para ello sólo ha tenido que recurrir su firmante a la colección de los dos periódicos dirigidos por don Pedro el de la Jota.

No debería ser tan olvidadiza la memoria de los periodistas, sobre todo cuando por corporativismo o para ocultar las propias flaquezas del oficio pasa por alto lo que el general Rodríguez Galindo acaba de poner en limpio para nuestra historia reciente. Durante los primeros años ochenta, cuando don Pedro era director de Diario 16, la línea editorial de ese periódico se caracterizó por su persistente defensa de la guerra sucia como medio más eficaz para acabar con ETA, como si de una campaña de desratización se tratase, según comparación literal.

Habían pasado sólo unas semanas desde el intento de golpe de Estado de Tejero cuando don Pedro, influido acaso por las aprensiones que ese desgraciado evento pudo dejar en su ánimo, proclamó públicamente: La muerte de ETA es nuestra vida. No hay derechos humanos a la hora de cazar el tigre. Al tigre se le busca, se le acecha, se le acosa, se le coge y, si hace falta, se le mata.

Mucho después, más próximos en el recuerdo y cruciales para acabar con el último gobierno de don Felipe González, a quien no perdonó que lo desalojara de la dirección de Diario 16, los editoriales del señor Ramírez en su nuevo periódico El Mundo se aplicaron a destapar la trama del GAL con el único objetivo de servir en bandeja la victoria electoral a don José María Aznar.

Dado que esto último le dio resultado en los años noventa, la intención de tan coherente y conjurado profesional era promover con el 11-M una nueva teoría conspiratoria, similar en sus fines a la que don José Amedo denuncia en su libro La conspiración, el último atentado de los GAL: acabar con el gobierno socialista.

Preso de su conspiranoia grotescamente fracasada contra ZP y tras la puntual recordación de su obra a cargo del general Rodríguez Galindo, sería aconsejable que don Pedro optara por un discreto y apacible retiro que pusiera fin a un entendimiento tan servil de la profesión.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No es una excepción ese periodista, los excepcionales son los que no son como él, ya sean de derechas o de centro o de izquierda.

Anónimo dijo...

Si ese señor está donde está es porque supo venderse muy pronto.

Anónimo dijo...

Lo único que se puede leer en prensa en España no viene impreso.

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