jueves, 30 de noviembre de 2006

Los malos ejemplos ciudadanos de la obispalía

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Félix Población

La profesora canaria doña Nereida del Pino Díaz, que lo fue de religión y moral católica, con haberes del Estado y por estricta selección y decisión de la católica iglesia, ha sido despedida por sexta vez de su trabajo por la institución que la eligió para tal fin. En los cinco pleitos previos, sin embargo, la justicia había dictado que tal despido era improcedente pues se debía a las actividades sindicales propias de una trabajadora y tal proceder por parte del obispado constituye la violación de un derecho fundamental.

El próximo 12 de diciembre, doña Nereida se enfrentará a la sexta edición de un juicio con la sentencia tan reiteradamente dictada como incumplida. Hasta cuatro veces ha planteado el Tribunal Superior de Justicia de Canarias ante el Constitucional la inconstitucionalidad de este caso, sin que la afectada haya podido retornar a su puesto de trabajo. Antes bien, doña Nereida se ha visto obligada a buscar otro empleo porque, según sus propias palabras, no podía esperar de los obispos que acataran la decisión de la justicia.

El hecho constituye un ejercicio práctico por parte de los suyos de lo teorizado por el arzobispo Martínez, que lo es de Granada, en su pronunciamiento acerca de la nueva asignatura Educación para la Ciudadanía, aprobada por el Parlamento de España. Instó monseñor Martínez hace una semana a la objeción de conciencia y a la desobediencia civil ante tal disciplina y el obispado de Canarias está en ello respecto a una de las materias de obligado cumplimiento en esa asignatura, como sin duda lo es el debido acatamiento de las sentencias dictadas por la autoridad judicial.

Cabe esperar, no obstante, que don Francisco Javier Martínez no se declare prófugo, en correspondencia con su sermón incivil, ante la denuncia interpuesta recientemente por un sacerdote de su diócesis que acusa al prelado de acoso moral, agresiones, injurias y coacción. Podría tratarse del primer procesamiento judicial contra un respetable miembro de la obispalía, con la azarosa coincidencia de pillar, por un proceder presuntamente incívico, a quien ha pretendido fomentar la desobediencia civil.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Habrá que seguir el caso con detenimiento por si también se salen con la suya los obispos.

Anónimo dijo...

Así de claro lo ha dicho, don Félix, y no hay nada más que añadir.

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