martes, 14 de noviembre de 2006

De la kale borroka a la alianza de civilizaciones

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Lazarillo

A muchos españoles nos repatea que un grupo como Batasuna, con poco más de cien mil adeptos en la sociedad vasca y una caterva de gamberros haciendo el vándalo en las calles de aquel país, obtenga un diario e insistente protagonismo en la actualidad nacional. Estimo que los medios de comunicación no deben en ningún caso silenciar las ocurrencias de don Arnaldo Otegui y compañía ni los excesos con que sus cachorros actúan contra el patrimonio urbano, máxime si lo que pretenden es quemar vivo a un policía municipal.

La ciudadanía debe tener constancia de esas incidencias que denotan la catadura de quienes las fomentan, amparan o ejecutan. Pero de ahí a prestarles una cobertura propia casi de activistas políticos bajo una denominación que edulcora la mala saña de los hechos, como si lo que se ventilara entre quemas de autobuses, asaltos a las sedes de los partidos adversarios o intentos de asesinato fuera un debate ideológico, media un trecho. La kale borroka, como excrecencia junior del terrorismo de sus mayores, debe ser conceptuada como un puro y duro alarde de gamberrismo fascistoide, igual que lo sería en cualquiera otra Comunidad de España donde se dieran esas tropelías.

El PP no debería tampoco servirse de esos focos vandálicos para arrimar el ascua a su sardina. Su insolidaridad en una coyuntura histórica propicia para apoyar el proceso de paz iniciado por el Gobierno destaca como una lacra excepcional en un partido político opositor. Esa colaboración se dio en las dos veces precedentes que se intentó negociar el fin del terrorismo etarra. Concederles a los gamberros carácter influyente en el diálogo en pro de la paz sería tanto como hacer el juego a quienes, desde la violencia, así lo pretenden.

La irresponsabilidad del Partido Popular en estas circunstancias, celoso de que el señor Rodríguez Zapatero pueda acabar por fin con ETA, debería dejar paso al menos a una respetuosa actitud expectante. Todas las manifestaciones hasta ahora del aznarato genovés tienden más a influir a favor del fracaso de esta nueva tentativa de diálogo que en pro del acabamiento de la violencia. Sea cual sea el resultado final, es muy posible que la ciudadanía no olvide su desacertado comportamiento y se lo haga pagar en las urnas.

Si de verdad, como parece, el proceso de diálogo con ETA corre el riesgo de acabar sin fruto -como sucediera en las dos ocasiones precedentes con dos gobiernos distintos-, tanto ZP y su partido como el partido opositor deberían ponerse de acuerdo para dejar de combatirse por sus diferencias. No resulta muy coherente plantear ayer una alianza de civilizaciones en Estambul, aunque la UE no condene la masacre de Beit Hanaun, cuando no se puede llegar a un mínimo acuerdo con la oposición para dejar al margen de la historia de España el recurso a la muerte como arma política.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo malo de ese gamberrismo es que puede ir a mayores y ser en el futuro una nueva generación de asesinos con las siglas de ETA. Si eso ocurre, nos vamos a acordar de las diferencias de nuestros dos partidos mayores por mucho tiempo.

Anónimo dijo...

Los medios venden, no gestionan la información.

Anónimo dijo...

El fenómeno de ETA puede quedar acallado, pero resurgirá por son muchos años de siembra permitida para que sus instigadores desistan del empeño.

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