Celestina Tenerías
La breve estancia del analista norteamericano Noam Chomsky (1927) en Lima ha sido aprovechada por el viejo diario El Comercio de aquella capital para concertar con él una entrevista en exclusiva, de la que me llega noticia gracias a la siempre oportuna diligencia de Ojo al Texto. En la conversación con la periodista Patricia del Río, el autor de la Gramática Generativa formula una serie de interesantes observaciones acerca de unas recientes declaraciones suyas en las que afirmaba que la democracia funciona en países como Venezuela o Bolivia, algo que no ocurre en los Estados Unidos. Chomsky establece de principio en su explicación una diferencia radical entre las elecciones en USA y en los países citados: En Estados Unidos, en las últimas elecciones presidenciales del 2004, hubo dos candidatos: ambos provenían de las mismas clases pudientes y fueron a las mismas universidades, reservadas solo para las élites. Ambos pudieron postular a la presidencia debido a los patrocinios que recibieron de las corporaciones. Sus programas de gobierno se asemejaban bastante; pero, lo más interesante de todo, es que la población nunca supo cuáles eran sus discursos acerca de los temas de trascendencia. Según Noam Chomsky las elecciones estadounidenses están diseñadas para suprimir ese tipo de temas e interesarse más por la personalidad y la imagen del candidato, por lo que las campañas electorales utilizan idénticos mecanismos que las campañas comerciales de cualquier producto: Las mismas instituciones que promocionan productos de consumo en televisión venden a los candidatos presidenciales como si fueran mercancías: se enfocan en la imagen, en la ilusión, y alejan a la población de los temas importantes. Para las elecciones de diciembre pasado en Bolivia la población se había organizado desde tiempo atrás. Los bolivianos habían estado luchando por años por controlar ellos mismos los recursos naturales o por discutir acerca de sus derechos culturales. Las personas conocían esos temas y estaban comprometidas con ellos; por eso eligieron a alguien que compartía sus ideales. Eso es totalmente diferente a elegir a un presidente perteneciente a la clase rica que sirve a los intereses de las corporaciones. ¿En estos dos casos, cuál es una verdadera democracia?
RedDiario
Noticia
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Crónica Digital.
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