¿Qué mierda está pasando en Oriente Medio?

Lazarillo

Ayer, una vez más, he vuelto a ver la agonía de los niños palestinos masacrados por Israel en las camillas de los hospitales. Ese último pálpito de sus pequeños cuerpos bañados en sangre que se derrama como una afrenta contra la humanidad por las pantallas del mundo. Bastan unos segundos para que la sensibilidad de cualquier espectador con algo de conciencia no grite ¡hasta cuándo esta rutinaria carnicería! La de ayer, durante una jornada más de la campaña militar judía contra territorios palestinos, se saldó con el revelador y brutal asesinato en Gaza de toda una familia compuesta por nueve personas. Es como si ese ejército desatado de rabia, al que un Estado de la comunidad de naciones concede patente terrorista de corso, pretendiera simbolizar con esa ejecución sin sobrevivientes la apetecida y secreta meta extrema de un genocidio si la comunidad palestina se empecina en la resistencia en lugar de acordar una genuflexión humillante. ¿Quién para esto tal como se van sucediendo los acontecimientos? ¿Qué esperar ahora cuando Israel ha cercado por tierra, mar y aire el sur del Líbano tras el secuestro de dos soldados judíos por las milicias islamistas de Hezbolá? ¿A qué aguardan los organismos internacionales para intervenir con la diligencia que debería acreditar su razón de ser? ¿Cuál es el peso de la tragedia humanitaria que ha de soportar Palestina para que las naciones del occidente demócrata, gestadas bajo la divisa de la libertad, igualdad y fraternidad, sean dignas de lo que dicen sustentar y defender?

He tomado el titular que antecede a este breve comentario de un artículo de Yitzhak Frenkenthal, judío observante, creador del Instituto Arik por la Reconciliación, la Tolerancia y la Paz. Puntos de vista como el suyo son los que se requieren por ambas partes para buscar puntos de luz en ese oscuro horizonte cada vez más proclive al alentamiento de la intransigencia. Demos paso a la razón frente al delirio del odio.

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+AR: Veinte años después, Maruja Torres escribe desde Beirut, una ciudad asediada.

++AR: La semilla del odio en Gaza.

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