viernes, 16 de junio de 2006

Poesía necesaria como el pan de cada día

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Félix Población

El verso que titula este artículo anduvo muy en la voz y la copla de la progresía de finales de los sesenta gracias al cantautor Paco Ibáñez, que musicó a Celaya y a otros poetas para hacer de aquella alentadora etapa un campo de cultivo de la última resistencia a la dictadura. A don Gabriel tuve el placer de conocerle en su modesto pisito proletario de San Blas y me pareció lo que él decía de sí mismo, un obrero del verso, sin que se le notaran las vanidades propias del oficio, tan alambicado y melifluo en otros próceres.

Ahora me acabo de enterar de que la Xunta de Galicia, en onda con los antiguos méritos que atesora la lengua gallega como origen de la poesía hispánica, ha decidido vender el pan de cada día envuelto en versos. Casi estoy por asegurar que la idea obedece a unos de esos progres sesentayochistas incapaces de olvidar la memoria cantada de aquellos años, cuando Serrat, Ibáñez, Llach, Amancio Prada y toda una nómina de jovencísimos cantantes echó su voz a la música con los versos de los poetas.

Se podrá argumentar en contra de esta iniciativa que no pasa de ser una bonita campaña cultural, muy aparente y alegórica por la vinculación entre el más elemental de los alimentos y una de las artes más sutiles del ingenio humano, pero que en la práctica no va a pasar de eso, sin que cunda como un avance progresivo en la lectura de un género en extremo minoritario.

Bueno, pues muy bien, puede que no todos los gallegos, cada vez que vayan a comprar el pan, se pongan a recitar los poemas de Rosalía de Castro o de mi admirado Celso Emilio Ferreiro mientras saborean un crujiente y templado currusco, pero me conformaría con que alguno que otro se entretuviera en echarles un distraído vistazo.

Estoy convencido de que entre los más jóvenes alguno se sorprenderá un día leyendo los versos con olor a pan de Curros Enríquez y pensando que quizá podía probar diciéndoselos a su chica:

Cando ponse a lúa tras os penedos
choran as estreliñas
todas do ceo.
Eu tamen choro
cando non me alumean
esos teus ollos
.

Los versos iluminarán los ojos de la amiga y el joven quizá pruebe a esbozar otros para alimentar y dar luz a esa emoción tan nuestra y necesaria como el pan de cada día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sutil, ésa es la palabra, pero entre los jóvenes la sutileza no es lo que abunda.

Anónimo dijo...

Y por los demás. ¿cómo va Galicia con los socialistas? No hay información al respecto.

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