martes, 13 de junio de 2006

La tele, el Mundial de Fútbol, las mujeres y los vibradores

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Félix Población

Soy de los que piensan que el deporte del fútbol es un hermoso espectáculo suciamente enviciado por los negocios y el exceso de incidencia mediática que se le concede. Este año, con los Mundiales de Alemania, dos nuevas cadenas de TV han pujado fuerte por hacerse con los derechos de retransmisión.

Ni Cuatro ni La Sexta contaban hasta la fecha con méritos propios en su programación para ser dignas de seguimiento. En ambas cadenas se estimó que el fútbol, como indudable resorte acaparador de audiencias, comportaría para una y otra un substancioso incremento de sus hasta ahora casi marginales registros.

Conseguido un acuerdo para repartirse entre las dos el gran pastel publicitario, hemos observado en los profesionales de una y otra televisión una predisposición sumamente esperanzada ante el papel que jugará la selección española en esta convocatoria. Nunca antes se había promovido tal derroche de optimismo explícito entre locutores, periodistas, comentarístas y expertos. Se supone que esas exultantes expectativas van con los emolumentos que se derivarán empresarialmente del éxito o el fracaso deportivo de nuestros mimados y afamados futbolistas.

La apuesta, además de arriesgada, es profesionalmente censurable. Si esos comentarios se hubieran expuesto desde nuestra radio-televisión pública les habrían valido a sus responsables no pocos reproches. Para aliviar esa fe ciega en el combinado español, las verbales presunciones de gloria se difuminan con un tono medio festivo que no hace más que darles mayor impertinencia.

A propósito de los Mundiales 2006 he leído que un importante periódico de Croacia ha hecho sendos sondeos a los hombres y a las mujeres del país respecto al evento. El 65 por ciento de los varones tiene previsto no perderse ni uno solo de los partidos televisados. Más del 50 por ciento de las señoras hará lo contrario: no ver ni uno. El resultado de tal estadística ha repercutido muy favorablemente en los sex-shops de la capital del país. La venta de vibradores de silicona en Zagreb, en concreto los de la gama de color piel y tamaño medio, ha experimentado un aumento considerable.

Felicito a las croatas por ser autosuficientes ante la enajenación redonda de sus maridos o similares.

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Diario El País, autor EL ROTO, 14 de junio, 2006.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Y yo, un forofo de eso se vacía en el campo.

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