martes, 27 de junio de 2006

El Gobierno y la corriente laicista del PSOE

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Lazarillo

Coordinadas por el diputado don Álvaro Cuesta, que además o como consecuencia de su cargo al frente de la secretaría de Libertades Públicas del PSOE lidera la corriente laicista del partido, ayer se celebraron en el Congreso unas sesiones bajo el epígrafe de La laicidad como marco para la libertad. Las conclusiones de los ponentes se resumen en que la vigente financiación de la iglesia católica con fondos públicos es inconstitucional, por lo que se reclama a la Conferencia Episcopal que vaya buscando un camino para autofinanciarse.

Desde la secretaría que dirige don Álvaro Cuesta, a quien se distingue por haber roto la disciplina de partido más de una vez para oponerse a la sobrefinanciación de la confesión católica, el mecanismo para esa autofinanciación pasaría por un periodo de tres años en el que la iglesia se preparase para ello. El Estado se limitaría después a incentivar mediante deducciones fiscales a los fieles para que éstos sufragasen a la institución de sus creencias.

Que estas jornadas sobre laicidad se celebren unas fechas antes del viaje de Benedicto XVI a Valencia puede que no pase de ser algo casual, pero habiendo tantos días en el año no se puede pasar por alto la coincidencia. Acaso forme parte de una concesión, desde la dirección del Partido Socialista, a quienes defienden en el mismo unos postulados laicos que comparten no pocos de los muchos votantes extras que el PSOE aglutinó en 2004 para volver a gobernar. Vendría a ser una especie de contrapeso a las fechas de comunión mediática masiva que nos aguardan con la llegada del Sumo Pontífice.

Don Alfredo Pérez Rubalcaba dijo no hace mucho que la corriente laicista liderada por el señor Cuesta es pequeña al lado del grueso y fiel electorado socialista que se considera católico. Si con eso el ex portavoz del PSOE en el Congreso quiso establecer comparaciones valorativas, es muy probable que se haya equivocado.

En electorado de creyentes al que se refiere el actual ministro del Interior es posible que sean mayoría los católicos que consideren inadmisible que con los fondos públicos se abonen las posturas más fundamentalistas de la Iglesia y sus secuaces mediáticos en contra del Gobierno que ellos han elegido. Es seguro que entre esa corriente laicista que don Alfredo juzga minoritaria, y a la que en buena lógica hay que eximir de todo resto de rancio anticlericalismo sectario, y el catolicismo progresista hay más coincidencias de criterio que disidencias respecto a la financiación de la Iglesia.

Otra cosa es que el actual Gobierno tema el peso de tradición católica más reaccionaria y la resistencia y capacidad de maniobra desestabilizadora de sus poderes expresos y ocultos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El PSOE no va a entrar en la financiación de la iglesia hasta la legilsatura que viene. Volverá a prometer lo que en ésta no ha cumplido y se le escaparán muchos votos por la izquierda.

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