jueves, 4 de mayo de 2006

Treinta años de El País

Image Hosted by ImageShack.us

Lazarillo

Éramos tan jóvenes e indocumentados que lo esperábamos y lo añorábamos casi todo, entonces. Acabábamos de salir de la larga noche de la dictadura, en cuyo último tramo eran manifiestas las claridades de un tiempo nuevo. El proyecto de un diario que sintonizase con esa alborada se había venido gestando para coincidir casi con el fallecimiento de Franco. Seis meses después, con menos expectación de la que cabría esperar en esas circunstancias, salió a la calle El País, tal día como hoy.

La primera impresión entre los profesionales más curtidos, todos ellos baqueteados con mayor o menor grado de escepticismo en el periodismo del viejo régimen, no fue favorable. La mayoría de mis colegas, a los que yo consulté su parecer con la curiosidad de un aprendiz incipiente, mostró su desaprobación ante el exceso de plomo, algo que con la mentalidad de la época venía más o menos a decir que tanta letra no sería asumida por el respetable.

Pero el respetable tenía muchas ganas de que le contaran la nueva historia en presente de indicativo, tal como aquellos años llenos de cotidiana e incrementada actualidad comportaban. Había mucho que decir porque era mucho lo que estaba ocurriendo y mucho lo que se esperaba de un día para otro. El País no sólo supo adaptarse a esa realidad en permanente evolución, acogiéndola a un nuevo ritmo de expresión y estimulándola desde postulados progresistas concordes con la evolución de la sociedad española más avanzada, sino que refrendó ese carácter en momentos tan decisivos para el porvenir de la nación como el vergonzoso 23-F.

Pese a esa indudable identidad de origen que caracteriza al periódico, muchos hemos mantenido con el diario independiente de la mañana, a lo largo de estos treinta años, una relación amor/recelo que casa con lo mejor y lo peor de su línea. Lo primero tiene que ver con su postura crítica ante todo cuanto huele a reacción y añejo conservadurismo en la sociedad y en la política española. El recelo procede de la actitud de sometimiento mal disimulada a los criterios de Ferraz, no sólo en los últimos años sino en algunas fases de la etapa gubernamental presidida por don Felipe González.

Tampoco comulgo con los criterios de El País en lo que respecta al actual proceso de cambio que se vive en algunos países de América Latina. Es más, creo que esos criterios no son los mismos por parte de PRISA aquí que allá, donde se puede observar la línea más comprometida que sigue en Argentina el diario Página 12, mucho más abierto a la dinámica y a las expectativas de progreso social que se tratan de estimular en esas naciones.

Coincidiendo con sus tres decenios de vida, El País cambia hoy de director. Don Javier Moreno será el cuarto al frente de la nave y el primero que ha de soportar un descenso en el número de lectores del periódico (50.000) a lo largo del último año. El dato debería servir de advertencia para proyectar una renovación. No será difícil mientras al medio no le salga, como hasta ahora, ningún competidor digno de hacerle sombra por la izquierda.

+AR: Los próximos 30, editorial de hoy en El País, en el que se confía en el aforismo que dice que la prensa tiene los siglos contados.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Prefiero El Mundo

Anónimo dijo...

Y yo tener La razón.

Publicar un comentario