miércoles, 17 de mayo de 2006

PRISA trata con el Gobierno sobre Evo Morales

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Félix Población

Quienes por obligación y precariedad cualitativa de sus competidores somos lectores de El País desde sus orígenes, sabemos de sus aciertos, compromisos, elusiones y flaquezas en el seguimiento de la actualidad. A todos nos consta que el espectro del lector del periódico abarca una ancha franja que va del centro ideológico a la izquierda y que no todos los que consultan sus páginas se identifican con la postura del medio sobre determinadas realidades geopolíticas.

La de la Venezuela del Hugo Chávez es una, que ha merecido en diversas ocasiones enérgicas réplicas por parte de la embajada de ese país caribeño ante informaciones o artículos que consideraba inexactas o tendenciosos. Todo parece indicar, por simpatía con el régimen de Chávez, que la Bolivia de Evo Morales seguirá esa misma trayectoria tras las nacionalizaciones prometidas y ejecutadas por el nuevo presidente de aquella nación, que tan radicales les parecen a quienes acaso esperaban de Morales un engaño a sus electores.

En este caso habrá que observar muy al detalle la línea periodística que seguirá el diario independiente de la mañana de ahora en adelante, pues sobre el país andino tiene el Grupo Prisa, además, intereses editoriales de no poca enjundia. Gracias a los créditos FAD de ayuda al desarrollo que concede el Banco de España, el negocio de don Jesús de Polanco en el sector educativo es más que estimable. ¿Teme el equipo directivo del señor Polanco que Morales nacionalice también los textos de enseñanza?

La pregunta viene a colación porque he leído en la sección Dinero del diario electrónico El Confidencial Digital que los dirigentes de PRISA han pedido audiencia al Gobierno ante el riesgo de que esa posibilidad sea un hecho. Según las informaciones facilitadas, don Pedro Mejía, Secretario de Estado de Comercio, habría sido la persona que prestó escucha a las preocupaciones de la empresa editora en torno a la necesidad de que el Gobierno español extreme la prudencia en sus relaciones con el presidente boliviano.

De donde se deduce una vez más, por si no fuera harto sabido, lo estrechas que son las vinculaciones entre la política y los negocios en nuestra civilizada órbita occidental, aunque tengan por escenario la realidad socio-política de un país en donde un tercio de la población pasa hambre.

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