La solidaridad de Batasuna

Félix Población

Por primera vez Batasuna se ha solidarizado con las víctimas del terrorismo. Así lo ha hecho, sin llegar a condenar lo sucedido, tras esos dos extraños atentados perpetrados en Barañaín y Guecho. Es un síntoma de que algo está cambiando en el País Vasco tras el anuncio de la tregua definitiva de ETA.

Como era de temer, el Partido Popular se ha servido de la fechoría para sostener sin la menor reserva que el alto el fuego de los etarras es falso. La precipitación en afirmar y divulgar tan aventurado criterio hace juego con la que esgrimió la oposición para calificar el reciente nombramiento del señor Pérez Rubalcaba como ministro del Interior. Jamás se pueden airear las indecencias expresadas por los cabecillas del PP al respecto cuando está en juego el acabamiento de la violencia. ¿Recuerdan aquello del zorro al cuidado del corral?

Si la puesta a punto del reformado Estatut de Cataluña y la posibilidad del final del terrorismo han supuesto para el gobierno del señor Rodríguez Zapatero un inobjetable refrendo en el apoyo de la ciudadanía, ambos logros han representado todo lo contrario para el Partido Popular.

Como los líderes del aznarato genovés se empeñan, además, en insistir en su estrategia catastrofista a base de afirmaciones como la comentada, es muy probable que los resultados en la estimación popular les sigan siendo desfavorables, no se sabe hasta qué arriesgados linderos de un hipotético precipicio político.

Cabe la posibilidad de que percances como los ocurridos en Barañaín y Guecho se repitan más de una vez. Puede que en el entorno etarra haya grupúsculos encargados de atizar eso que algunos llaman terrorismo de baja intensidad con intenciones coercitivas. Lo sabremos a través de las oportunas y necesarias investigaciones policiales.

En todo caso, si Batasuna pretende a partir de ahora solidarizarse de verdad con las víctimas, mejor haría -puesto que acaso se lo permiten sus referencias de los instigadores- en condenar los hechos para remediar en lo posible que puedan volver a ocurrir. Sería la única forma de hacer creíble no sólo su solidaridad, sino su voluntad de acabar con lo que hasta ahora ha contado con su apoyo.