miércoles, 1 de febrero de 2006

La paz en Palestina no vale mil millones de dólares

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Félix Población

El triunfo de Hamás en las pasadas elecciones palestinas sorprendió tanto a los medios de comunicación que se puso en duda hasta última hora en los titulares de los noticiarios electrónicos. Una vez confirmado, se habló del mismo con caracteres próximos a la estupefacción y en manifiesta clave de alarma. Si ésta podría tener algún sentido, dado que se trata de la elección democrática de una organización catalogada como terrorista en Europa, el asomo de pasmo ante los resultados denota un flagrante distanciamiento por ignorancia de la realidad palestina.

Aparte de por sus atentados, es reconocida la meticulosa labor social de Hamás en territorio palestino a través de una coordinada, activa y eficiente organización solidaria. Si a ello unimos la creciente sumisión de Al Fatah a los criterios dictados por USA e Israel, junto a los reproches de corrupción que pesan sobre el partido fundado por Arafat, nada tiene de extraño que los ciudadanos palestinos -una vez fallecido el líder carismático de su pueblo- se hayan decidido por elegir una nueva alternativa de la que al menos se sienten hasta ahora beneficiarios.

Lo primero que se le ha reclamado al movimiento islámico Hamás tras su victoria por parte de Europa y Estados Unidos es el reconocimiento del Estado de Israel, algo que se ha venido reiterando hasta la saciedad estos días en los Medios occidentales, sin que apenas haya una recordación en los mismos para lo que sigue siendo una reivindicación fundamental en el conflicto: el respeto de Israel a las fronteras de 1967 y el reconocimiento de un Estado palestino libre y soberano.

La Autoridad Nacional Palestina tiene un déficit mensual de 47 millones de euros, según el Banco Mundial. El desempleo en el país es del 24 por ciento. La población palestina es la que más renta per cápita de ayuda oficial al desarrollo recibe del mundo. Se trata de una economía completamente subsidiada que necesita 100 millones de dólares al mes para pagar los servicios de burocracia y seguridad. La Unión Europea viene aportando 500 millones anuales y Estados Unidos 400. También colaboran la ONU, el Banco Mundial e Israel, que transfiere en nombre de la Autoridad Palestina el IVA y las tarifas aduaneras.

A lo largo de todos estos días sólo se ha hablado de imposiciones respecto a Hamás, basadas única y estrictamente en reconducir a esa organización hacia una suerte de Al Fatal renovado. Quizá piense Occidente que el peso de mil millones de dólares pueda ser decisivo para que Hamás se avenga a reconocer a Israel como Estado legítimo. Para que eso ocurra se requiere quizá como premisa fundamental la apertura de la única vía de paz negociable: el retorno a las fronteras de hace treinta años y la consideración de Palestina como Estado libre y soberano.

Con imposiciones sólo sobre una de las partes, la más oprimida y expoliada en este caso, es imposible alcanzar soluciones. La paz en Palestina no vale mil millones de dólares, como no lo vale el derecho de un pueblo a vivir y ser libre. Eso ni se vende ni se compra.

Artículo relacionado: Pese a su extensión es recomendable el artículo de don Ángel Luis Parras La cuestión del islamismo y la izquierda mundial.

Es también interesante el análisis de los resultados elecorales que hace Red Voltaire.

Noticia relacionada: La organización islamista Hamás buscará apoyo político y financiero en los gobiernos de Chávez, Kirchner, Morales y Lula, según información de El Universal.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me temo, por bien que suenen esas palabras con las que usted termina su artículo, que todo en este mundo tiene su precio, sobre todo para los pobres.

Anónimo dijo...

Me parece lamentable, tal como están las cosas, que la primera ocupación del movimiento islamista Hamás sea preocuparse del velo en las señoras cuando tanto y tan fundamental es el asunto de la confraternnidad entre los palestinos. Mal empieza la cosa.

Anónimo dijo...

La Union Europea que da las ayudas porque quiere, creo que también tiene derecho a pedir algo a la parte receptora, que no es mucho:
Reconocer el Estado de Israel.
Dejar la lucha armada, es decir, que no se inmolen mas suicidas contra pobres civiles inocentes.

Creo que no son demandas degradantes para nadie.

Y si no lo quieren aceptar que la UE de el dinero a los refugiados de Darfur que lo necesitan mas que los palestinos.

Anónimo dijo...

Ahora sólo hace falta que al extremismo de Hamás se le junte la elección en las próximas elecciones israelíes del Likud.

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