lunes, 23 de enero de 2006

¿Y si todo saliera bien, el Estatut, Euskadi?

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Félix Población

La pregunta tiene su sentido porque no hay por qué pensar como la airada oposición, empeñada en hacer del gobierno de la nación una nave a la deriva cuya vacilante singladura nos arroje a la postre al más nefasto de los infortunios. Ése debe de ser además el estado de opinión de una mayoría de ciudadanos, incapaces de sentirse inquietos u ofuscados ante el porvenir de su país, conscientes de que han elegido para la gestión del Estado a quienes han ofrecido el más sugestivo de los programas políticos y no han cometido, hasta ahora, nada que empañe o defraude el carácter o fundamento de sus promesas.

Yo no creo que todo cuanto se ha propuesto el señor Presidente del Gobierno para la actual legislatura sea de obligado cumplimiento, más que nada porque en la ciencia de la gobernación surgen circunstancias que no se avienen con lo teóricamente diseñado en la siempre sobrada ensoñación de los mítines. Lo que sí parece evidente es que el señor Rodríguez Zapatero tiene el rumbo marcado y muy pocos indicios de duda en el manejo del timón, algo que, si no se le reconoce, es acaso más por la sorpresa que esa capacidad de decisión despierta que por complejo de halago hacia el poder.

Estamos a un paso de que el Estatut de Cataluña se apruebe después de unas muy intensas negociaciones y en medio de la desestabilizadora galerna promovida a su costa por el Partido Popular. Hay señales en el País Vasco de que la añorada pacificación pueda ser, sin que se descarten últimas y complejas dificultades, una realidad no muy lejana.

Al día de la fecha parece no creíble que el segundo de los contenciosos pueda quedar resuelto en el transcurso de la actual legislaturata, pero ya que casi se da por solventado el primero, podría ocurrir que la paz en Euskadi llegara a ser, antes de la próxima consulta electoral que revalide o despache al señor Rodríguez Zapatero de La Moncloa, si no una firme realidad, sí una inminente certidumbre.

Con sólo eso, y un desarrollo ordinario y sin sobresaltos de la gestión administrativa, al Partido Popular le habría costado muy caro su cerril y catastrofista oposición. Tan caro que, a lo peor, no tendría futuro.

PS.-La última noticia que nos llega, con el Estatut a punto de salir del horno, es que el señor Piqué discrepa con la cúpula de su partido respecto al documento, en previsión acaso de que el PP no llegue a ser en Cataluña un cero a la izquierda.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre, mire, pues eso nunca se ha dicho en todos estos meses, que yo sepa, y aunque sólo sea como hipotesis, bien esté que se diga, pues ya está bien de pinturas negras, golpistas, obispos pancarteros y demás.

Portobello dijo...

EStá más que claro que el futuro no es para el PP, mucho tienen que cambiar sus maneras. Y la pacificación de Euskadi? pero si ya estamos en la paz!! yo como vasca, que he vivido toda la problemática desde el "principio" puedo asegurar, como muchos ahora, que estamos ya casi, viviendao en una calma balsa de paz en Euskadi. Ya nadie se acuerda, o qué? Me ha gustado tu sensatez. Un abrazo

Anónimo dijo...

Lo celebro, amiga Zuriñe, más porque todos necesitamos un país sin crispaciones para ponernos a trabajar en mejorarlo y dejarse de tanta mirada retrospectiva sobre lo peor de nuestra historia.

Samuel dijo...

Habría que hacer un monumento a Josep Piqué, no conozco a un político catalán que sea criticado por todos los sectores de la política española, desde su propio partido hasta ERC. Está claro que, cuando deje la política, tendrá mucho que explicar de toda la presión que ha aguantado. Hoy por hoy, es de los pocos altos cargos del PP que tienen visión de futuro -o por lo menos que la demuestran-.

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