La culminación de un proyecto y el principio del fin

Félix Población

Con la perspicacia que muchos admiramos y otros envidian, don Iñaki Gabilondo llevó ayer a Cuatro TV al Presidente del Gobierno. No podía ser más idóneo el momento ni más necesarias las explicaciones del señor Rodríguez Zapatero. Tampoco defraudó a los espectadores el calado de las preguntas. De entre éstas, había algunas que requerían en la contestación un equivalente grado de trascendencia.

Por obligada actualidad, dificultades en su negociación y clima de enconada controversia con el Partido Popular, don José Luis hubo de ser muy explícito a la hora de responder al señor Gabilondo acerca del Estatut. Responde -vino a decir- a la culminación de un proceso iniciado en 1979, partiendo de lo positiva que ha sido la experiencia descentralizadora para España, y que supone además un proyecto de país para mucho tiempo e incluso para siempre en lo más esencial.

No fue tan claro el señor Rodríguez Zapatero en su réplica a la cuestión sobre si don Pasqual Maragall volverá a ser candidato a la Generalitat por el PSC. Sonó a excusa en clave de evasiva por parte del entrevistado la referencia a los méritos de pasado del president respecto a la elaboración del Estatut, acaso porque los pactos de gobernación de éste con Esquerra hayan chocado a las postre con los más decisivos de don José Luis con CIU en la redacción final del documento.

Aclarado lo que el Presidente del Gobierno certificó con una firmeza de intenciones que la oposición juzga blanda o inconsistente en lo tocante a la unidad de España y los ámbitos de autogobierno, lo más reconfortante de la charla fue sin duda la frase con la que el señor Rodríguez Zapatero se refirió al término de la violencia en el País Vasco: Estoy convencido de que estamos en el principio del fin –afirmó-y de que se darán pasos substanciales para ello en el transcurso de esta legislatura, aunque el proceso será largo, duro y difícil.

Al margen de la cualidad de optimista antropológico que le aplicó su entrevistador, resulta evidente que una formulación de ese carácter y ante un asunto tan delicado no se hace si no se cuenta con puntos de apoyo para su manifestación pública. En unos momentos como los actuales, con tanta bulla mediática encrespada desde y hacia la oposición, esas palabras del señor Presidente del Gobierno resultan casi balsámicas sobre la más grave de las heridas de este país.