viernes, 9 de diciembre de 2005

Sobre la conjura mediática de la derecha

Félix Población

En círculos influyentes del Partido Popular se tiene el convencimiento de que la mejor táctica para minar al Gobierno de la nación es la que llevó al PP a su victoria en las elecciones de 1996. De entonces data la creación de la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes, equipo gestor de la presión mediática aplicada durante el trienio 1993-1996 contra el último gabinete de don Felipe González.

Fueron aquellos años un lastimoso ejemplo de perfidia política en los que una caterva de periodistas reaccionarios, unida al apoyo de ciertos financieros facinerosos y algún que otro magistrado resentido, operaron a destajo con el descarado propósito de minar hasta su desalojo del poder a quienes, por desgaste y sonados errores en la gestión gubernativa, no estaban en condiciones de resistir tanto acoso. Aun así, el triunfo de los populares en las urnas lo fue por minoría.

También ahora es comprobable la presión mediática ejercida desde la derecha contra el gobierno del señor Rodríguez Zapatero. Lo es desde que el Partido Socialista fue elegido para gobernar por el voto libre y responsable de los ciudadanos. No precisaron en esta ocasión los conjurados de ningún pacto expreso. Les valía con el sellado en el memoria de su anterior estrategia.

En ello andan e insisten con una contumacia cada vez más exaltada, confundiendo el pretérito e incluso el remoto ayer con el presente, como si la ejecución de aquella vergonzosa trama del trienio aludido fuera el único modelo sostenible desde sus principios ideológicos, ajenos hoy en día a toda visión centrada y centrista de buena parte del electorado español.

Mientras sigan así los populares, con más broncas que razones, y tal como se administra hasta ahora el país desde el vigente gobierno socialista, a éste sólo le debe preocupar que sus socios de Esquerra Republicana en Cataluña no se desmanden y que la negociación del Estatut se haga con las máximas garantías de que su redacción definitiva satisfaga en lo posible al conjunto de España.

Frente al ruido alborotador de quienes utilizan los medios como industria de intereses partidistas, sólo cabe eludir las provocaciones y atenerse con diligencia y rigor al programa votado por una mayoría de ciudadanos. No hay mejor razón para resistir la sinrazón de todo tipo de propaganda insidiosa.

NOTA.- Más información en la crónica de Enric Sopena en El Plural.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La confianza del Partido Popular en sus empleados periodísticos es a la par excesiva como ingenua. Mientras el gobierno al que se oponga mantenga una línea medianamente coherente de comportamiento, no tienen nada que hacer con esos métodos viejos que tan buen resultado le dieron en 1996.

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