lunes, 26 de diciembre de 2005

Irreal monarquía

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Félix Población

Al diario El Mundo no le costó demasiado comprobar que la entrañable fotografía del Rey y la Reina con todos sus nietos, utilizada por la Casa Real para felicitar este año la Navidad, era un fotomontaje. Se conoce que la destreza de quienes trucaron la imagen no era mucha, algo que sin duda agrava la frivolidad e irresponsabilidad de la idea.

¿A quién se le ocurrió semejante alarde de superficialidad en unas fechas tan precisas de iconografía familiar modélica? ¿Cómo se puede exponer a la institución monárquica a tamaño embeleco? ¿Tan inabordable era que abuelos y nietos se reunieran de hecho para la ocasión a fin ofrendar a la pública divulgación la felicidad de la instantánea?

Dados los valores que la familia real encarna, máxime en unas fechas en que los mismos deben reafirmarse ante la ciudadanía, constituye una grave ligereza ese artificioso montaje, barato de inspiración y bochornoso en sus efectos. El hondo calado simbólico que para los valores de la monarquía representa toda imagen que conjugue la unidad familiar no puede quedar a expensas de publicistas tan rebajados de cerebro.

Lo que más extraña de todo eso es que en la familia real se disponga -al menos desde que don Felipe obtuvo por lúcida iniciativa y enamoramiento provechoso el casamiento con una inteligente periodista- de asesoramiento instruido en evitación de semejantes deslices y, sin embargo, éstos se produzcan.

Da la sensación, puede que de todo punto infundamentada, de que, en efecto, no son muchas las posibilidades para que abuelos y nietos posen ante los fotógrafos con la real familiaridad que la ocasión exige a la familiar realeza.

PS.- Como se puede comprobar, las excusas de la Casa Real no han servido para eludir que el fotomontaje haya dado lugar a todo tipo de bromas. El comentario de Marcelo sobre las responsabilidades de doña Letizia en el desaguisado es una vez más indicio de que la profesión sigue rebosante de envidiosillas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No debería ser usted tan machista, don Félix, pues la envidia se la reparten por igual ellos y ellas en un oficio donde la vanidad, la pedantería y el bulo son las que hacen y deshacen el cotarro de esa pequeña historia cotidiana que elaboran los profesionales de la infromación a modo de intrahistoria vergonzosa y vergonzante. Debería existir un medio especializado en contar la mierda del oficio y descubrir a los enmierdadores múltiples que lo enlodan. Claro que de existir tendría los días contados porque le iban a hacer la vida imposible. Mientras los periodistas no puedan hacer crítica libre y seria de sus profesión, todos esos que se llenan la boca con la libertad de expresión deberían hacerse a la idea de que la tal no existe.

Anónimo dijo...

se me antoja metáfora del advenimiento próximo de la III República.

Anónimo dijo...

Es no tener ni idea de la Casa Real pensar que doña Letizia se pueda meter en esas cosas. Tampoco a la reina se la imagina una metiendo la pata así. El asunto es más grave de lo que parece.

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