El final de ETA y el Partido Popular

Félix Población

Mientras el señor presidente del gobierno no ceja en su apuesta por la esperanza acerca del próximo final de ETA, el Partido Popular aprovecha cualquier incidente relacionado con la banda, como los artefactos explosivos colocados estos últimos días, para proseguir con su estrategia de desgaste contra el gobierno de la nación. Menos mal que la insignificancia de las acciones terroristas impide a los populares un mayor ensañamiento en sus críticas.

Lo mismo que en otras cuestiones de la actualidad nacional, el PP no debería cerrarse en banda, enrocado en su obcecación ofensiva de asedio permanente al ejecutivo, ante lo que podría ser -con todas las reservas de pronóstico propias del caso- el final de la larga y violenta historia del activismo etarra.

Desde hace más de dos años, tras una meritoria y provechosa labor por parte de éste y anteriores gobiernos, ETA no mata en nuestro país. Bastaría ese único dato para evitar la utilización del terrorismo como bandera partidista, sea cual sea el argumento utilizable ( y han sido desmesurados y de muy malas artes algunos de los manejados en estos últimos meses por la oposición).

En lugar de servirse del recuerdo más sangriento que esa organización criminal ha llevado a muchos hogares del país, el Partido Popular, en este punto y hora de la realidad política, haría bien en recapacitar y dejar de esparcir andanadas contra todo lo que pueda favorecer al partido en el gobierno.

Ante la posibilidad real de que ETA deje de existir, nunca avistada hasta hoy con tantos indicios de cumplimiento, el PP debería olvidar su mezquina estrechez de miras partidista en atención al beneficio histórico que eso va a representar para España.

El Partido Popular está aún a tiempo de desmarcarse al menos en este punto de su postura contraria a toda colaboración con el ejecutivo. Sería deplorable, en el supuesto de que ETA llegara a su fin, tal como parece percibirse en amplios sectores de su entorno, que la oposición se quedara al margen de haber prestado apoyo al último gobierno de España que luchó con éxito por ese objetivo.