jueves, 17 de noviembre de 2005

Las mentiras de la diplomacia hispano-marroquí

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Félix Población

Nunca como ayer, a lo largo de la aún corta travesía internacional del señor Rodríguez Zapatero como jefe del Gobierno, sentí la decepción que me causaron sus palabras en Rabat. Al contrario que ayer, hubo ocasiones incluso en que celebré los discursos de don José Luis por su decidida apuesta por la paz, el diálogo entre civilizaciones y el compromiso económico y social con los pueblos más desfavorecidos.

Ciertamente, el señor Rodríguez Zapatero fue invitado a Marruecos, con ocasión del cincuentenario de la independencia de aquel país, en unas circunstancias nada fáciles para sincerarse de pensamiento ante el régimen marroquí. Si la diplomacia no se caracteriza precisamente por cantar las verdades, la actual coyuntura con nuestro vecino del sur es la menos idónea para ello, máxime cuando se llega de invitado a una celebración tan señalada.

Algunos confiábamos, si no en el discurso oficial de uso obligado para la retórica, donde se despacharon los tópicos al uso sobre la amistad hispano-marroquí y los logros del monarca alauita en pro de un equilibrio entre África y la vocación europea de su reino, sí en la entrevista personal que don José Luis tenía prevista con Mohamed VI. No hubo tal, así que la cuestión del Sahara -caso de que hubiera podido ser tocada, siquiera de modo tangencial- quedó subsumida una vez más en el olvido.

Otra será la ocasión, pensarán los más optimistas. Quizá lo que a lo largo de estos últimos y largos años ha sido una pacífica y paciente espera por parte del Frente Poliario para que sus reivindicaciones de autodeterminación sean escuchadas, se convierta a no mucho tardar en un conflicto armado que demande la negociación que ahora se posterga sine die.

De momento, en las vísperas del viaje de nuestro presidente del Gobierno a Rabat, las manifestaciones pacíficas independentistas en El Aiún se saldaron con buen número de detenciones y heridos. Pendientes están, además, las denuncias suscritas contra los derechos humanos por el trato dispensado a los presos saharauis en las cárceles marroquíes.

Por todo eso y más, relativo a los derechos y libertades de la ciudadanía, lamento mucho que nuestro estimado presidente, que lo es gracias al voto de buena parte de españoles que le habrán reprochado su discurso de ayer, considere a un régimen como el alauita con vocación europea.

Nota: La fotografía que ilustra este comentario data de noviembre de 2004, cuando el señor Rodríguez Zapatero recibió en la sede del PSOE al secretario del Frante Polisario Mohamed Abdelaziz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se puede hacer política internacional con programas electorales. Bastó con lo de Irak para ganarse los votos que necesitaba. Lo demás no cuenta. Sobre todo si se trata del vecino marroquí.

Anónimo dijo...

Inmigrantes, saharauis, si no la armásis, no contáis.

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