miércoles, 16 de noviembre de 2005

El corazón vivo del niño palestino asesinado

Image Hosted by ImageShack.us

Lazarillo

Ahmad el Jatib jugaba con un rifle de plástico a una guerra de mentira en un territorio donde las armas viven la verdad de la muerte. Hay quienes piensan que los niños palestinos son espoletas de odio manejadas por mentes satánicas. Que sus juegos y su vida no responden a la espontánea y jovial naturaleza de la infancia sino al estigma venenoso del rencor, inculcado en sus tiernos cerebros por adoctrinadores sin escrúpulos.

Eso es lo que sin duda pensó el soldado israelí que disparó contra Ahmad por esgrimir un fusil de plástico en las manos. Antes que Ahmad, centenares de niños palestinos corrieron la misma suerte aunque no blandieran tan amenazadora herramienta de combate. Un chico con una piedra, por ejemplo, frente a un tanque judío puede mover a Goliat a evitar el riesgo de la honda de David a cañonazo limpio.

Ahmed el Jatib fue tiroteado en la cabeza y el abdomen. No le bastó al receloso y aguerrido militar con utilizar una bala para deshacerse de tan temible adversario. Así de asentada tienen los soldados hebreos su conciencia bíblica. Ahmed, después de varios días de agonía, falleció el pasado sábado en el hospital israelí de Haifa.

En el pecho de una niña de 12 años late ahora el corazón del chico palestino asesinado. Un bebé de seis meses y una mujer de 56 años se beneficiarán asimismo de la donación de los órganos de Ahmed el Jatib que han decidido y autorizado sus padres. Éstos no han impuesto condiciones a su generosidad. Ahmed podrá dar vida a varios ciudadanos israelíes.

Mientras, el militar culpable de esa muerte seguirá ejerciendo su oficio con total impunidad. Cabe incluso la posibilidad remota de que algún día, en una azarosa conversación con alguno de sus compatriotas, se encuentre con el corazón vivo del niño que mató el 5 de noviembre de 2005 y al soldado judío le asome al suyo otra clase de conciencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El pueblo palestino ha dado una lección más corazón a quienes pretenden dominarlo. No hay quien pueda con tanta vida. Gracias por la brevedad llena de ese artículo.

Anónimo dijo...

Necesitamos más noticias como ésa y más comentarios así. Enhorabuena.

Anónimo dijo...

Bien, muy bien, gracias.

Publicar un comentario