Las barbaridades de la COPE

Lazarillo

Se cuenta entre los más profesionales del gremio en la cadena COPE, aquéllos menos seducidos o más reacios a la oscurantista línea editorial de la misma, que el show de don Federico el otro día con la amenaza de bomba fue tan figurado como las informaciones que despacha la emisora. También se dice que algunos están hasta el gorro del pequeño talibán de sacristía, no sólo por sus mítines sino por su comportamiento personal.

Pero donde de verdad parece que ya no aguantan más es en Cataluña. Allí, el Consejo Audiovisual se está tomando muy en serio la posibilidad de que la citada empresa de la Conferencia Episcopal incumpla en su programación el artículo 20 de la Constitución de 1978, tan defendida ahora por el Partido Popular a la vista del proyecto del nuevo Estatut. Dicho artículo se refiere a la veracidad de la información y a la protección del honor y dignidad de las personas.

Para comprobar hasta qué punto la cadena radiofónica de la iglesia católica abunda en desmanes informativos y opinativos, un periodista, también catalán, Álvaro Bioque, acaba de ver agotada la segunda edición de su libro Las barbaritats de la COPE, del que lleva vendidos en muy poco tiempo casi cinco mil ejemplares.

El texto, del que quizá se hará próximamente una edición en castellano, podría recordar al lector más maduro aquel otro de mi estimado don Luis Carandell que bajo el título de Celtiberia Show recabó y plasmó anecdóticos episodios consuetudinarios del tardofranquismo.

Aquello, para delicia de los lectores, olía ya a trasnochado. Lo que el muestrario de Bioque constata en su libro es la búsqueda resentida y provocadora de la confrontación en presente de indicativo, tiempo que la España actual está muy lejos de conjugar con esa vieja, obsoleta y absurda saña.