Trillo y el azañista y machadiano Aznar

Félix Población

Al señor Trillo, don Federico, les gusta escribir libros, y como está en política, pese a que su papel en ella debería ser el de dimisionario por su bochornoso papel en el deplorable accidente del Yak-42, sus libros encuentran editor y hasta cierta repercusión en la opinión pública.

En esta ocasión la obra de don Federico responde a su trayectoria biográfica como ministro de Defensa bajo la presidencia de don José María Aznar. Como en esa etapa España se embarcó en la aventura iraquí, lo primero que anota el señor Trillo en Memoria de entreguerras es un descarado descargo de conciencia. Aquello no fue un conflicto bélico, sino una misión humanitaria, manipulada por la izquierda sectaria y pancartera.

Pero lo más interesante del libro, lo que más puede ejemplificar la personalidad de su autor, es el retrato que el señor Trillo hace de su jefe, no por laudatorio, que para eso sigue teniendo mando en plaza, sino por incoherente. Dice don Federico que el señor Aznar, además de sinceramente centrista, es azañista y machadiano al tiempo, en razón a su protagonismo para evitar la ruptura o el enfrentamiento entre las dos Españas.

Se podría argumentar a favor de la tesis de don Federico que como presidente del gobierno aún no había ejercido don José María la capacidad de dicterio que hoy luce como ex en contra del gobierno de su país, pero la aplicación de calificativos de tan hondo calado como los de azañista y machadiano no responde a pasajeras circunstancias sino a improntas de personalidad intelectual y sabiduría y carácter humanista que el señor Aznar está muy lejos de encarnar.

Los testimonios aportados por el señor Trillo en el mismo libro como características del humor de su patrón son una evidencia de la distancia insuperable que media entre don José María y dos de las más grandes figuras de la cultura española. El respeto a su trayectoria y a sus nombres debería impedir que su memoria fuera aplicable sobre quienes no sólo no lo merecen sino la denigran con un comportamiento público insidioso y mendaz.