jueves, 1 de septiembre de 2005

Masacre del terror sobre el Tigris

Félix Población

Matar en Irak es ya tan barato que ni siquiera hacen falta bombas. Tras muchos meses de barbarie a toda hora y en cualquier esquina, basta un rumor para que pueda desastarse la tragedia. Hasta ese punto ha arraigado el miedo en la sociedad iraquí.

Una gran convocatoria como la de ayer, esa peregrinación de los creyentes chiíes a la mezquita de la cúpula dorada de Kazemiya, era una cita que prometía todo tipo de riesgos. Sobre todo porque acababa de firmarse una Constitución entre kurdos y chiís que los sunníes habían rechazado.

Todo empezó con unos cuantos morterazos que acabaron con la vida de siete peregrinos. Bastó ese precedente para que el terror psicológico soportado día a día por la ciudadanía se incrementara en el seno de la muchedumbre, compuesta en su mayoría por mujeres, ancianos y niños. Era el momento preciso, promovido y esperado por la maligna sagacidad de los terroristas, para que la sola espoleta del rumor levantara en la multitud el instinto embrutecedor del pánico.La supuesta presencia de hombres-bomba en el puente de Almma desató un pavor sin escape hacia la muerte.

El resultado de la masiva avalancha alcanza casi el millar de víctimas mortales sin apenas munición. Jabal Talaban, el presidente iraquí, enseguida ha culpado de la masacre al líder de Al Qaeda en el país, Al Zarqaui. Pero, dadas las circunstancias de rivalidad histórica entre ambas comunidades religiosas, a más de las derivadas de la reciente autoexclusión de una de ellas de la recién firmada Constitución, ¿no debería el gobierno iraquí haber prestado más custodia a la peregrinación en prevención de riesgos? ¿Y las fuerzas de ocupación? ¿Es que no están las fuerzas de ocupación para evitar en lo posible tragedias civiles mediante una previa vigilancia de tan concurrida y significada convocatoria?

Se dice que entre los ríos Tigris y Éufrates se encontraba en el principio de los tiempos el Paraíso Terrenal. Vivimos una época en que aquella tierra del saber y la poesía donde se asentaron las primeras culturas va camino de convertirse en un permanente y largo infierno. En presupuesto al menos ya ha superado al de Vietnam.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ni en el Tigris ni en los estados arrasados por el huracán Katrina han sido útiles los soldados norteamericanos. En el Tigris porque están para lo que fueron, ganar el petróleo, y en los estados pobres de USA inundados porque no llegan.

Anónimo dijo...

La única lección positiva que acaso pueda sacarse de esta tragedia es que si el miedo mata, puede que también el miedo evite una guerra civil.

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