martes, 19 de julio de 2005

Las olas de calor y el mal de la Tierra

Félix Población

Se está cumpliendo lo previsto por la NASA. Aquí en España llevamos ya un mes de mucho calor y varios de sequía generalizada. Las razones están, según el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de Nueva York, en lo consabidos gases invernadero provocados por la humana codicia, aliados este verano a una corriente débil del díscolo Niño, ese fenómeno de caldeamiento consistente en la expansión de agua cálida sobre gran parte del Océano Pacífico tropical.

El Niño se dejó sentir especialmente en 1998, el año más caluroso de todos, cuando la escalada del termómetro estuvo asociada con una de sus más fuertes corrientes. Aún así, parece ser que este verano va a ser el más calido de la historia desde que se contabilizan las temperaturas, hace ya más de dos siglos (1800). El del año pasado no le fue a la zaga, pues ocupa el cuarto lugar en el registro, tras los tres anteriores, sintomáticamente consecutivos. En 2004, las temperaturas promedio de la tierra y la superficie oceánica estuvieron 0.48 grados por encima de la temperatura promedio entre 1951 y 1980.

James Hansen, director del mencionado instituto, ha insistido en los daños provocados hasta hora en la capa de ozono como consecuencia de la emisión de dióxido de carbono. Esos efectos se explican, como es sabido, al absorber la superficie terrestre más energía solar de la que refleja el espacio.

Todos esos datos científica y contrastadamente comprobables resultan aún mucho más preocupantes cuando se lee en el diario The Guardian que la petrolera Exxon Mobil financia a un prestigioso equipo de meteorólogos para que elabore informes minimizadores de la importancia del cambio climático. Esa compañía británica se llama Scientific Alliance, que naturalmente lo ha negado, y está vinculada -por supuesto- a la citada empresa petrolera.

La Tierra tiene fiebre y se sigue pretendiendo su máxima explotación a pesar de la enfermedad que la aqueja. Me temo que el planeta ya nos lo está haciendo pagar. Lo peor es que los grandes Estados depredadores no hacen caso del diagnóstico.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que dice The Guardian no me parece ninguna tontería. Todo se compra y se vende. Hasta los vientos y las nubes.

Anónimo dijo...

La fiebre de la Tierra es la del virus de su superexplotación.

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