jueves, 25 de octubre de 2018

CASADO LIDERA VOX LLAMANDO GOLPISTA A SÁNCHEZ



Félix Población

Lo previsto ayer en el Congreso era que se debatiera sobre  la última cumbre de la Unión Europea, la venta de armas a la dictadura saudí y el Brexit, pero quien lidera al Partido Popular tiene in mente otras urgencias obsesivas que, en su criterio, pueden favorecer el desgaste galopante del actual gobierno, que es de lo que se trata y sea como sea.

Por eso Casado se dejó llevar una vez más del impulso aznarí que tanto le estimula verbalmente y le va llevando sin remisión a la extrema derecha. Yo no sé hasta qué punto don Pablo es consciente del curso que sigue su andadura, pero ayer su comportamiento en la tribuna fue totalmente inadmisible en un partido conservador y democrático de la Unión Europea. 

La intervención de Casado nos recordó las peores páginas del Partido Popular después de que perdiera las elecciones de 2004 como consecuencia de la invasión de Irak y la trapacera y falaz actitud del último gobierno aznarí sobre los atentados del 11 de marzo. Consultar las hemerotecas deja bien claro hasta qué punto afectó el mal perder en las urnas a aquella derecha que hoy parece reencarnarse en la de don Pablo con nuevos y muy peligrosos bríos. 

De esta deriva reaccionaria, sobre la que no pocos en el Partido Popular se están preguntando adónde puede llevar –caso de que Ciudadanos modere la suya, porque para tantos extremos este país no creo que esté-, tuvimos ayer una evidencia mayúscula al tildar Casado de golpista el presidente Sánchez y reafirmarse don Pablo en esta infamia cuando el aludido le solicitó una rectificación o disculpa. 

Como bien debe saber el líder del Partido Popular, pese a las reservas que se tengan acerca de su formación académica, un golpe de Estado es la toma del poder político de un modo repentino y violento por parte de un grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado. Pedro Sánchez es presidente del gobierno gracias a una herramienta constitucional y democrática llamada moción de censura, acordada por la oposición en el Parlamento de la nación y avalada por los representantes de doce millones de votantes. 

Lo que ayer Pablo Casado dijo en la tribuna del Congreso no sólo es una ofensa muy grave a todos esos ciudadanos, de la que además no se ha querido excusar públicamente y a la que Sánchez debería haber respondido con mayor dureza, sino un temerario recurso proclive a incentivar el enfrentamiento civil en un país donde fue la derecha más reaccionaria la que propició un golpe de Estado de trágicas consecuencias para todos los españoles. Lo peor de todo es que, sin que exista la posibilidad de que Casado repare en esto último, entre los más reaccionarios de los suyos hay quien lo comparó con Cánovas del Castillo, no sé si para incrementar el bochorno o el miedo.


DdA, XV/3992

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