miércoles, 4 de octubre de 2017

EL REY TAMPOCO COLABORA CONTRA LA FRACTURA SOCIAL EN CATALUÑA



Félix Población

Esta mañana he leído con suma atención e inquietud el artículo que firma en las páginas de opinión del diario El País una de las personas a las que más admiro como ciudadana y cineasta, y de cuyo criterio personal y político me fío absolutamente.  

Isabel Coixet ha sido insultada varias veces en las calles de Barcelona por energúmenos que portaban esteladas y a los que, por lo tanto, se les supone adscritos al independentismo catalán. Es la tercera persona vinculada al mundo de la cultura a la que, mereciendo mi total respeto y admiración -con el escritor Juan Marsé y el cantautor Joan Manuel Serrat- se la llama fascista por parte de individuos que enarbolan la enseña catalana.

Coixet escribe en su artículo: "No importa que condenes absolutamente la brutalidad policial o que pidas (ya desde mucho antes que todo esto pasara) la dimisión inmediata de Rajoy. Como a la vez que condenas el comportamiento del Gobierno, no condonas la actuación del Govern, inmediatamente eres un enemigo, fascista, fascistoide, franquista, la hez. Y piensas en todo el miedo que se ha instalado como esporas en la piel de los que callan y en secreto vienen a decirte que están contigo, que te agradecen lo que haces, que ni en la intimidad del hogar pueden hablar para que los niños no les oigan y en el cole no se metan con ellos. No hablo de anécdotas: esta es la realidad que vivimos los de aquí. La fractura pasmosa de una sociedad que convivía en paz y sin temores, con diferencias lógicas de opiniones y valores y criterios, pero con respeto". 

Lo que se está produciendo en Cataluña es una fractura social y el grado de gravedad de esa patología, que surge con una peligrosa espontaneidad,  crece aceleradamente en proporción directa al grado de intransigencia del Govern y del Gobierno, que siguen tensando la cuerda a la par que la tensión se deja notar en las calles (cientos de coches han aparecido esta mañana con las ruedas pinchadas en la localidad natal del cantautor y hoy político de CUP Lluis Llach). 

Si además el Jefe del Estado no es capaz de amagar una mínima conciliación entre uno y otro, se podría pensar que sobran los respectivos y mediocres presidentes de ambos ejecutivos, y hasta el rey, para buscar una solución antes de que la fractura  de la convivencia en la sociedad catalana se haga crónica, con todo lo que ello puede suponer de auténtico desastre. 



DdA, XIV/3653 

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