Félix Población
Sabemos que existe un votante que forma
parte de esa España cañí, según terminología del conocido pasodoble,
que hace unas fechas aglutinó en torno a un programa de televisión
llamado El Hormiguero a casi cinco millones de espectadores. ¡Ole con Ole y olé!
Se trataba de ver y escuchar a una tonadillera cuyo mayor mérito
reciente es haber estado en la cárcel y no haberlo contado hasta ese día
como una pena más de su alma contrita. El 21 de noviembre de 2014
ingresó en prisión para cumplir una condena de dos años, tras ser
declarada culpable de un delito de blanqueo de capitales. El 4 de
diciembre de 2015 se le concedió el tercer grado y el 28 de octubre de
2016 obtuvo la libertad.
Dicen que el presentador del programa hizo todo lo posible por
responder a esa expectación con una entrevista acomodada al fervor
popular que despierta la Pantoja. Es más, creo que el presentador se
hizo fervor él mismo a los pies de su invitada. No faltó hasta un devoto
pico en los labios de la susodicha, a la que se excusó de cualquier
molestia que comportara aludir a su delito o a los que acumula la vida
pública en este país.
Eso sería como si un periodista deportivo de Catalunya triunfant
importunara al idolatrado Messi con alguna cuestión relativa a su
condena por fraude fiscal. Mientras el futbolista marque goles, Visca el
Barça, y mientras la tonadillera cante, baile y llore sus penas por los
platós, la España de charanga y pandereta le rendirá pleitesía.
Luego habrá quien pregunte por qué en Cataluña pasa lo de los Pujol y
el 3 por ciento o en España gobierne y vuelva a gobernar el partido más
corrupto de Europa. O por qué la luz sube un 26 por ciento sin que pase
nada y el nuevo hospital de Salamanca tarde veinte años en construirse.
¡Ole con ole y olé!
*Artículo publicado hoy en La Crónica de Salamanca.
DdA, XIV/3458
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