Félix Población
Ahora que el ministro del Interior en
funciones tiene pendientes algunas cuestiones graves, relacionadas con las conspiraciones llevadas a cabo
contra adversarios políticos desde su departamento -de las que es culpable y no víctima, y por las que debería
responder en conciencia-, conviene recordar que hoy se
cumple un año de la aprobación de la llamada Ley Mordaza. Cabe esperar que, aunque la ley siga vigente, Fernández Díaz no prosiga como titular de esa cartera en el venidero gobierno de derecha.
No parece que la casi
coincidencia de este aniversario con la fecha electoral del pasado domingo
haya repercutido en detrimento del Partido de la Gaviota. Antes bien se ha
demostrado en las urnas, con el incremento de setecientos mil votos a favor del
PP, lo que hoy me señala mi querida amiga María a través de la excelente viñeta de El Roto con una de esas frase de editorial periodístico que caracterizan al firmante: vivimos en la edad de oro de la edad del miedo, amiguitos:
La Ley Mordaza fue rechazada tanto por
la oposición, que acusó al gobierno de favorecer el Estado policial, como por
organizaciones tales como Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras.
Entre las 44 normas que establece la Ley de Seguridad Ciudadana establece
como nuevas infracciones las manifestaciones ante el Congreso, el Senado o los
parlamentos autonómicos, aunque en esas sedes nos estén reunidos los
representantes públicos.
La Ley Mordaza sanciona “el uso no autorizado de
imágenes o datos personales o profesionales” de policías “que pueda poner en
peligro la seguridad personal o familiar de los agentes, de las instalaciones
protegidas o en riesgo el éxito de una operación”. También se aumentan las penas de cárcel para
determinados delitos contra el orden público en y establece multas de hasta 600.000 euros
para la organización de actos de protestas o manifestaciones no autorizadas.
Con la misma ley se permite devolver a inmigrantes clandestinos que crucen
la frontera sin darles tiempo a solicitar el asilo, especialmente en los
enclaves españoles norafricanos de Ceuta y Melilla, sometidos a una fuerte
presión migratoria.
Tenemos la probabilidad, por lo tanto, si la derecha prosperara en sus pactos, tal como cabe temer
tras los resultados del 26J, de que la oposición en el Parlamento
no pueda contar con la fuerza debida de la oposición en la calle, habida cuenta el
Estado policial en marcha y la viñeta de El Roto.
DdA, XIII/3312
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