miércoles, 19 de marzo de 2014

"PODEMOS", GARCÍA MONTERO Y LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA


Félix Población

El juez Elpidio José Silva, cuyo libro La justicia desahuciada estoy leyendo con el interés que merece, presentó ayer una solicitud de excedencia voluntaria en el registro del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para poder presentarse a las elecciones al Parlamento Europeo. Encabezaría la candidatura del Movimiento de Renovación Democrática de la Ciudadanía (RED), cuyo máximo propósito es combatir la corrupción.

La Red Ciudadana Partido X acaba de poner sobre la mesa una propuesta para conformar una lista unitaria  y concurrir a los citados comicios en compañía de Podemos, Equo y Demos Más, una formación esta última compuesta de funcionarios en defensa de la Sanidad y Educación públicas. 

El cofundador en 1972 de la asociación Justicia democrática, exmilitante del PSUC por esos años y exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, anunció recientemente su intención de presentarse a las primarias abiertas de Podemos para integrar la lista con la que esta iniciativa ciudadana concurrirá a las aludidas elecciones, postulado con el aval del Círculo de Juristas.

Al escritor y poeta Luis García Montero, militante de Izquierda Unida adscrito a la corriente de Izquierda Abierta, ha debido preocuparle  lo suficiente el fichaje de Jiménez Villarejo por Podemos, porque su último artículo en InfoLibre (Los monederos falsos) sobrepasa la crítica a Pablo Iglesias para  llegar casi a la descalificación personal, cual si formara parte de los adversarios dialécticos que insultan al líder de Podemos en los platós televisivos.

“En un acto de vanidad y de marketing vergonzoso –escribe el poeta granadino-, el ideólogo de Podemos declara que convierte a su movimiento en un partido político por imperativo legal”. Y añade más adelante: “Hace un partido político porque necesita ser cabeza de ratón, aunque para eso ayude a cancelar la respuesta unitaria de la izquierda. Como los partidos políticos y la falta de unidad están muy desprestigiados, se lava las manos y dice que se trata sólo de un imperativo legal. Vanidad de vanidades y sólo vanidad en la fiesta del obispillo. Los poderes mediáticos saben bien a quién halagan en cada ocasión”. 

García Montero dice pertenecer a una época en la que palabra Partido merecía un respeto por imperativo de clandestinidad, considera que los viejos y los jóvenes son incapaces ahora de configurar una nueva mayoría que constituya una alternativa  y recuerda el caso de Italia, que tras la desaparición de los partidos tradicionales víctimas de la corrupción, ese hecho solo se saldó con más corrupción y más incompetencia: los que no supimos configurar una nueva mayoría, solo seremos un peón más en la definitiva descomposición política. “Ante un panorama fragmentario de desgobierno –escribe-, los dos partidos grandes del sistema justificarán un pacto en nombre de la razón de Estado. Como España no es Alemania, y los ciudadanos españoles no sacan beneficios de la situación neocolonial impuesta en Europa por la banca alemana, esa gran coalición será la traca final del descrédito de la política y, sobre todo, del PSOE. El estallido se producirá cuando ya sea imposible una alternativa razonable. Los lobos tendrán los colmillos más libres para su festín”.

Haría bien Pablo Iglesias en responder al aciago porvenir que nos presenta García Montero por el hecho de que Podemos no haya llegado a un acuerdo para converger con Izquierda Unida de cara a las próximas elecciones europeas. De momento no se sabe si esa posibilidad llegará a ser factible con otras formaciones políticas, tal como ha planteado el Partido X, pero lo que no puede argumentarse en ningún caso como razón sólida para esa falta de sintonía entre Podemos e IU es la que esgrime en su artículo el escritor. Personalmente no creo que a Iglesias lo muevan ni el marketing ni la vanidad para haber convertido su asociación en partido político, pues no considero de tal simpleza la contextura intelectual de quien es considerado por Montero nada menos que como ideólogo del movimiento.

Soy el primero en lamentar, una vez más, que la unidad de la izquierda -entendiendo por tal a la que está más allá de la devaluada socialdemocracia del PSOE-, no sea posible ante unas nuevas elecciones, y que no lo sea, además, cuando esa sería la alternativa más necesaria en las actual coyuntura y más expectativas de voto tiene IU según las encuestas. Creo, en efecto, que los afanes de protagonismo y liderazgo frustran con frecuencia  empeños de ese carácter. Pero me parece que, más que censurarlos en Podemos o en sus dirigentes, habría que revisarlos en la casa propia, incapaz de aglutinar hasta ahora los estados de opinión e indignación que se vienen dando en la calle desde hace años y que han hecho aflorar, a su vez, tantas asociaciones y movimientos ciudadanos orientados a la izquierda. Algo falla para que Izquierda Unida no haya sido capaz de unirlos, según sus propias siglas.

Repare García Montero en que si un movimiento ciudadano como Podemos ha sido capaz de ponerse en marcha con el brío, las frescura y el poder de convocatoria que demuestra allá donde se presenta, no es porque  quienes lo lideran sean unos demagogos que pretendan cebarse de nombradía y culto a la personalidad. Eso no solo sería infravalorar su mensaje, sino la capacidad de seguimiento que ha despertado en la ciudadanía. Y si se ha dado y se está dando ese seguimiento, no es por los medios con los que haya contado para dar a conocer su programa -con una furgoneta de sedunda mano que acaba de adquirir a escote- , ni porque el poder mediático dominante  la haya aupado a la popularidad con el malsano propósito de dividir a la izquierda.  Si Podemos está teniendo una notable acogida, es porque la sociedad necesita aires nuevos, sobre todo las jóvenes generaciones, tan desasistidas de representación política como huérfanas de porvenir por la irresponsabilidad e ineptitud de las políticas gubernamentales  llevadas a cabo por los dos partidos mayoritarios.

En todo caso, la cuestión está en saber si podemos hacer frente o no a la manifiesta decadencia del régimen. Divididos, no, eso está claro. Mucho menos, si además de divididos estamos enfrentados. Las marchas de la dignidad debería servirnos de ejemplo, no de excepción.

Puntos de Página

+@Y mientras tanto, España es el país con más brecha entre ricos y pobres de la OCDE.

EL PAPELÓN DE LOS SINDICATOS
Ninguneados, vilipendiados, asfixiados económicamente, un poco cautivos y completamente desarmados, los secretarios generales de UGT y CCOO acudieron ayer raudos y veloces a hacerse una foto en Moncloa con Rajoy, que les convocó a hurtadillas y les dio a firmar un papel para que, junto a las dos grandes patronales, reconocieran los “signos de cambio” registrados por la economía española. Un papelón de campeonato.
El encuentro es un insulto a los asalariados que han sufrido la reforma laboral y han visto pisoteados sus derechos, a los pensionistas de hoy y mañana que verán recortadas sus pensiones, a los dependientes a los que se ha cerrado el grifo de las ayudas y se ha retrasado sine die su reconocimiento, a los inmigrantes que ya están aquí y a los que se dejan la piel y hasta la vida en las fronteras españolas, y para los que no hubo ni un solo recordatorio en las dos horas de encuentro. Un insulto, en definitiva, a los colectivos cuya representación se arrogan las centrales sindicales.+@El papelón de los sindicatos.
 

DdA, X/2.650 

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