viernes, 14 de septiembre de 2007

Argentina: Eutanasia y desnutrición infantil

Alberto Morlachetti

Esparta practicaba una rígida eugenesia -palabra derivada del griego ‘bien nacido’ o ‘buena reproducción’. Nada más nacer, el niño espartano era examinado por una comisión de ancianos en el "Lesjé" ("Pórtico"), para determinar si era hermoso y bien formado. En caso contrario se le consideraba una boca inútil y una carga para la ciudad. En consecuencia, se le conducía al "Apótetas" (lugar de abandono), al pie del monte Taigeto, donde se le arrojaba a un barranco. Dura pedagogía la eutanasia (término que proviene de "eu" -verdadero- y "thánatos" -muerte-) de niñas y niños considerados no aptos para la vida.

Nadie escuchó el sermón caliente del último viento. Quizás tampoco al doctor Eduardo Gómez Ponce -director del Centro de Atención Primaria de Villa Amalia, una zona de trabajadores humildes al sur de la capital tucumana- donde hace pocos días denunció a los medios de comunicación que se ocultan los datos de la desnutrición infantil en la provincia. Sostuvo que "el sistema está practicando eutanasia con los excluidos", al hacer referencia a dos casos de niños desnutridos -arrojados a los barrancos del monte espartano- dados de alta en hospitales públicos que fueron a morir en sus viviendas de humilde condición, donde el hambre merodea los congelados perros del invierno. Uno de ellos es el caso de Brian Villa y el otro el de una bebé del barrio Olleros, un asentamiento precario al sur de la capital.

De la utopía democrática sólo queda la ilusión publicitaria, es decir, "el grado cero de la Idea". El sistema aparece despojado de sus máscaras para los "niños pobres" o "mal nacidos" obligados a dar un salto mortal para mantenerse con vida, es el signo característico de esta sociedad cruel y monstruosa que, sin embargo, otorga en el drama espacio a la esperanza. Es tiempo de borrar un sistema que les arrebata a los niños la tiza de los dedos. Descubrir un jardín donde somos posibles todavía escribía Olga Orozco. Donde volvamos a erigir la casa y bordemos la historia. Se hace hora y ya no hay tiempo de escribir de nuevo tantas vidas. ¿Sino en qué pájaros cantarán las ramas?

Fuente de datos:Diario Esto Es, Tucumán 09-09-07

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