viernes, 19 de diciembre de 2025

PATRAÑEROS: INDA (CONDENADO) Y FERRERAS (EN ACTIVO)


Félix Población

Como los artículos publicados por el diario de Eduardo Inda, relativos al cobro por parte de Pablo Iglesias de una importante cantidad de dinero pagada por el gobierno de Venezuela en un banco radicado en un paraíso fiscal, son mentira y constituyen una intromisión ilegítima en el derecho al honor de Iglesias, el periodista más patrañero de un reino en declive pródigo en patrañas deberá pagar a quien lo había demandado por esa publicación 18.000 euros, según ha dictado el Tribunal Supremo. Como se recordará,  no sólo fue el periódico digital dirigido por Inda el que difundió esa falacia cuando el partido morado y sus confluencias estaban a punto de ser la primera fuerza política de izquierda y una alternativa posible al gobierno de M. Rajoy. Otros medios, prestos a contribuir a desprestigiar a Iglesias, contribuyeron a que la patraña se divulgara y fuera muy comentada en tertulias de radio y televisión, entre las que tuvo especial repercusión la del programa de Antonio García Ferreras Al rojo vivo, cuyo director y directivo de La Sexta dejó constancia además en los audios de Villarejo de su predisposición a difundir el bulo con aquello de  que la noticia era muy burda pero vamos con ella. También en La sexta noche de ese mismo canal fue asunto de debate, con Inda como protagonista estelar. Algunos de los periodistas que integraban las tertulias de ese canal dejaron entonces de colaborar con Ferreras, en discrepancia con la actitud profesionalmente inasumible del director y presentador, si bien algunos, como el director de El Diario, mantuvieron su colaboración, algo que personalmente me pareció impropio del medio que dirige. Tampoco en La Sexta se atrevieron a rechistar ninguno de los profesionales o presentadores más carismáticos de la casa como Jordi Évole o El Gran Wyoming. Pasado un trienio de aquello y visto que Ferreras sigue al frente de su programa en La Sexta, y a Évole y a Wyoming se los celebra como adalides de la libertad de expresión con premios y ditirambos, cabe preguntarse si es posible algún tipo de reacción en el periodismo patrio que nos lo rescate de la descreencia en que lo tienen las generaciones más jóvenes. Aquellos que peinamos ya muchas canas y fuimos incluso profesionales, decidimos hace mucho abandonar una profesión que, como la democracia del 78, no ha hecho más que perder crédito a lo largo de casi cinco décadas, quizá porque fue gestada con un espíritu natal muy renqueante. Para ganar crédito, el periodismo ha de tener como gestores a los propios periodistas, sin más tutelas que las de una línea editorial fijada por los propios profesionales. Sabemos que hay cabeceras en esa línea -entre las que siempre mencionaré a El Salto o CTXT-, pero mantenerse como colaborador de un canal de televisión después de la difusión de una patraña reconocida por el propio director, se aviene mal con la búsqueda y mantenimiento de ese crédito. La corrupción en el periodismo es tan lesiva para la democracia como la corrupción política. Y aquí tenemos de ambas en demasía.

DdA, XXI/6203

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