Lazarillo
Gracias a mi estimado y a menudo proveedor Luis Miguel Piñera, cronista de la villa de Gijón, y merced al amable envío de su articulo sobre El Liceo Jovellanista y la Tuna Jovellanista, publicado en el último número del Boletín Jovellanista, me entero de que Melchor Gaspar de Jovellanos hizo referencia en su Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España (1786) a las llamadas casas públicas de conversación en estos términos: "Hace también gran falta en nuestras ciudades el establecimiento de cafés o casas de conversación y diversión cotidiana, que arreglados con buena policía son un refugio para aquella porción de gente ociosa que, como suele decirse, busca a todas horas dónde matar el tiempo. Los juegos sedentarios y lícitos de naipes, ajedrez, damas y chaquete, los de útil ejercicio como trucos y billar, la lectura de papeles públicos y periódicos, las conversaciones instructivas y de interés general, no sólo ofrecen un honesto entretenimiento a muchas personas de juicio y probidad en horas que son pérdidas para el trabajo, sino que instruyen también a aquella porción de jóvenes que, descuidados en sus familias, reciben su educación fuera de casa o, como se dice vulgarmente, en el mundo". A este Lazarillo le parece un texto maravilloso que le hace recordar sus años de adolescente en el Ateneo Jovellanos de aquella villa, donde empezó a ser en buena medida lo que ha venido siendo a lo largo de más de medio siglo, un ciudadano en pro de cultura y de la cultura. Que Jovellanos haya pensado 180 años antes en la mocedad ateneista que me tocó a fondo en su propia ciudad es algo que ilumina de sentido su vida y obra ilustradora. Toda mi gratitud.
DdA, XXI/6194

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