Félix Población
En medio de una Europa sojuzgada por el neoliberalismo y bajo la servil dependencia de Estados Unidos por medio de la OTAN, con una notable crecida de ardor guerrero ante la más que improbable amenaza de una Rusia imperialista, es muy estimulante que en la república de Irlanda haya sido elegida, por más del 60 por ciento de los votos, una presidenta que ha basado su programa en estar en contra de la OTAN, recuperar la política internacional de neutralidad de su país, calificar como terrorista al Estado de Israel y ofrecer una política de vivienda que priorice el derecho a la misma sobre su valor como bien de mercado (2000 euros es el precio de un alquiler medio en Dublín). De nada ha servido que los partidos de la derecha se unieran a guisa de cordón sanitario para tratar de evitar la victoria de Catherine Connolly, exmilitante del Partido Laborista. Frente al más del 60 por ciento de los votos cosechados por Connolly, las derechas, que gobiernan actualmente en coalición aquella república desde hace poco tiempo, con un incremento de la brecha salarial de más del 31 por ciento y un encarecimiento notable de los productos alimenticios, no han llegado siquiera al 30 por ciento. Se trata, por lo tanto, de una victoria rotunda -gracias, sobre todo, al voto joven y al empleo de las redes sociales- que, obviamente, toda la derecha mediática sin excepciones ha acogido con una torrentera de titulares catastrofistas y tendenciosos: "Irlanda, atrapada por una esquizofrenia política", tituló uno de ellos, que sitúa a la nueva presidenta en la extrema izquierda. Por cierto, la señora Connolly -según demostró ante las cámaras de televisión- tiene un magnífico toque de balón a los 68 años, que también se ha dejado notar entre el público futbolero irlandés. Puede que su elección sea más simbólica que práctica, pero denota al menos que un sector mayoritario del electorado de aquel país no está satisfecho con un gobierno que en unos cuantos meses ya les esta decepcionando. Se podría decir, por la campaña que ha realizado -con un lenguaje directo y tocando la vida cotidiana- que la de Connolly es la voz del sentido común de la mayoría de la ciudadanía, no sólo irlandesa sino también europea, ante cuestiones tan graves como el reemprendido genocidio del Estado de Israel en la Franja de Gaza, con sus efectos también en Cisjordania.
DdA, XXI/6150

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