

MHUEL
El movimiento laico aboga por estados no confesionales. Estados civiles en los que las manifestaciones religiosas son actos privados y se llevan a cabo en el hogar de cada cual y en los templos de cada confesión. El estado no establece cooperación con ninguna creencia y no pone dinero ni para rabinos, ni para imanes ni para sacerdotes.
Se nos acusa, a la genta laica de este país, de apuntar en nuestras críticas a la religión católica, que todo lo impregna. Lógico, es la religión que nos ha limitado y nos ha dado miedo cuando éramos pequeñas. Sus valores (homofobia, pederastia, misoginia, franquismo y nacionalcatolicismo) no nos gustan. Y pensamos que no deben disponer de los espacios públicos para sus manifestaciones.
Tampoco nos gusta el islam ni sus valores (homofobia, pederastia, misoginia y estados teocráticos, Qatar y Emiratos incluidos) y tampoco creemos que el islam deba disponer de espacios públicos, ni para rezar, ni para celebrar sus fiestas.
Una jugada maestra la del PP en Jumilla. Moros no (nunca critican a nuestros amigos los árabes, que cuidan del emérito), católicos sí. En el movimiento laico no vemos la diferencia. Todas las religiones buscan lo mismo: poder, dinero y control, sobre todo control de las mujeres. Y habitualmente no encontramos el momento de meternos con el islam porque el catolicismo nos da muchísimo trabajo de denuncia.
Pero que quede claro: el islam no nos gusta.
Es curioso que el cargo católico que pidió elecciones para intentar quitar a Sánchez ha sido el primero en salir en defensa de los moros. No vaya a ser que alguien ate cabos y se le ocurra pensar que es mejor que las religiones, todas, salgan de los espacios públicos. Perro no come perro.
Si tenemos un rato, ya hablaremos del judaísmo.
MOVIMIENTO HACIA UN ESTADO LAICO
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