Aprovechando el texto de Gaitero y su final esperanzado, incluimos este breve poema de Joao Gomes desde Portugal: O sol acende o dia,/ o fogo consome a serra,/ e o mar, paciente, respira/ os segredos antigos da terra./ Portugal arde e renasce,/ entre cinza, espuma e luz,/ há sempre um horizonte aberto/ que chama, e que nos conduz.
Ana Gaitero
Volviendo a la Región Leonesa por Salamanca y rumbo a Zamora y León. Con el corazón encogido porque el fuego sigue desatado (o lo desatan). Con la conciencia despierta y atenta a las promesas, no vayan a ser nuevos cantos de sirena con el título de cambio climático. Ahondar en la complejidad de la prevención implica contar con las personas, los animales y la naturaleza. No se olviden. Personas, animales, naturaleza y cultura del cuidado, economía del cuidado, ciencia para el cuidado, arte, danza y poesía para el cuidado.
Vengo de un país hermano y herido también por el fuego en las regiones rayanas. Allí también vieron el diablo metido en el vientre de las llamas. Allí también se anuncian ayudas y pactos de Estado. Allí también la solidaridad internacional lucha contra el fuego. Allí, también, cuatro hombres muertos, bomberos y vecinos. Vengo del país del fado que susurra la pena y la añoranza de la tierra.
Seremos varias generaciones exiliadas de la naturaleza perdida, con los recuerdos quemados en castaños, abedules, robles, y en la encinona de Genestacio. Nos marcará la huida desesperada de los animales salvajes envueltos en llamas sin poder salvarse y transportando el fuego. Nos dolerá el alma por los incendios y por la hambruna asesina en Gaza, por la crueldad de un mundo que fía la felicidad a la inteligencia artificial.
Pero mientras nos quede un árbol, el rojo atardecer será el comienzo de un nuevo amanecer.
DdA, XXI/6083
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